Pocas personas tienen la capacidad de simplificar tanto las grandes circunstancias para tomar decisiones prácticas y hacer negocios. También muy pocos tienen la humildad de reconocer sus debilidades públicamente.
Carlos Slim tiene ambas cualidades. Las mostró ayer durante una larga rueda de prensa en representación de la fundación que lleva su nombre. Simplificó las cosas y también mostró su flaqueza en un momento crucial de la historia mundial.
¿Escucharon la tablita que armó? Con ésta explicó la que a su juicio es la razón por la cual se atrasan las naciones. Estados Unidos, España, el resto de Europa y por supuesto México, incurrieron en una falla grave durante las décadas pasadas: invirtieron poco.
Ojo, no solamente los gobiernos. Empresarias y empresarios tomaron pocos riesgos en Occidente, dejando el campo abierto a China, nación que hace 50 años marcó su ruta.
La ‘tablita’ de Carlos Slim evidencia que durante los 24 años que acumula este siglo, los chinos invirtieron en negocios e infraestructura el 40 por ciento de su producto interno bruto (PIB), eso es el valor de lo que producen todos, desde el mesero y la dentista, hasta el dueño de Alibaba. Ese monto es bestial.
En este 2025 significa apostar unos 10 billones de dólares (trillions) en proyectos. Equivale a que cada chino invierta en promedio unos 5 mil dólares en negocios durante los 12 meses de este año. Los mexicanos apuestan el equivalente a 3 mil 400 dólares.
Los chinos son muchos más e invierten más dinero. En la opinión de Slim, ahí está el detalle.
Ayer reveló sus cuentas. De un lado expuso el porcentaje promedio del PIB invertido durante cada uno de los 24 años del siglo XXI. Del otro, el crecimiento promedio anual de esa economía durante ese lapso, quedando como sigue:
Región–% de PIB invertido–Crecimiento
Europa–21.7%–1.36%
Italia–20%–1.55%
España–22.6%–1.77%
Alemania–20.2%–1.3%
México–22.8%–1.68%
EU–21.9%–2.2%
China–40%–8.1%
Alguien con la astucia de Slim entiende, empero, la diferencia de que haya sido Estados Unidos la nación que creció más que el resto.
Esa pequeña diferencia acumulada durante los años es la razón por la que sigue siendo el país más rico. Su PIB es de 27 billones de dólares, aún muy superior al de 18 billones de China.
La razón de esa diferencia bien puede estar en la calidad de la inversión.
Estados Unidos conserva el valor que diferenció a los árabes hace siglos, luego a los europeos y ahora a los estadounidenses: el del conocimiento.
Son hasta ahora los estadounidenses quienes producen los avances más destacados en armas, medicamentos, comunicación, transporte y entretenimiento que parece poco relevante, pero es la vía de comunicación de la narrativa global. Esa narrativa expone a los humanos a un futuro con inteligencia artificial generativa.
Es una tecnología que el señor Slim por momentos minimizó y en otros reconoció: “todavía no le entiendo bien”.
Ese conocimiento es también la posible razón de que Jeff Bezos, Mark Zuckerberg y Elon Musk tengan fortunas individuales superiores a los 252 mil millones de dólares que enviaron los 81 mil millones de Slim al lugar 18 en el índice de multimillonarios de Bloomberg.
Tiene razón el magnate mexicano al criticar a tecnócratas que desde el gobierno apostaron durante años pasados a la estabilidad macroeconómica, desdeñando la apuesta por la inversión.
Pero también reconoció que esa estabilidad es el mejor piso para apostar a la inversión que, sugiere, debe llegar al 25 por ciento del PIB en México.
Mi deseo expuesto desde este humilde espacio, es que Slim entienda rápidamente el valor de la inteligencia artificial, entonces haremos una inversión de calidad y no solo de cantidad.