En dos días llegará a su fin el acuerdo para suspender por un mes la entrada en vigor de los aranceles de 25 por ciento a las importaciones de Estados Unidos provenientes de México y Canadá.
¿Qué va a pasar el próximo martes? Nadie lo sabe, quizá ni el presidente Donald Trump, quien el jueves pasado reafirmó que los aranceles comenzarán a partir del 4 de marzo y no el 2 de abril, como había anunciado el miércoles, si el “azote” del tráfico de fentanilo continúa y no es “limitado de manera seria”.
“No podemos permitir que este flagelo (de las drogas) siga dañando a EU y, por lo tanto, hasta que se detenga o se limite seriamente, los ARANCELES propuestos entrarán en vigor el 4 DE MARZO, como estaba previsto”, publicó en sus redes sociales y agregó que “a China también se le aplicará un arancel adicional del 10 por ciento en esa fecha”.
El mismo jueves, en conferencia de prensa, el mandatario estadounidense señaló que no ha visto para nada un progreso en el trabajo hecho por México para frenar el paso de drogas hacia su país, pero reconoció avances “en términos de la frontera”, después de que el gobierno mexicano envió 10 mil elementos de la Guardia Nacional para contener la migración ilegal y el tráfico de fentanilo.
Lo dijo antes de la primera reunión binacional de alto nivel sobre seguridad en Washington, DC, y de la ‘entrega’ de México a EU de 29 capos de alto y medio rango.
Pero de su dicho de que “las drogas siguen llegando a nuestro país, matando a cientos de miles de personas”, Trump puede valerse para cumplir con su amenaza de imponer los aranceles a partir del próximo martes.
El 1 de febrero Trump anunció la imposición de aranceles de 25 por ciento a las importaciones de EU provenientes de México y Canadá, con excepción de los energéticos canadienses, cuyos gravámenes serían de 10 por ciento.
Agregó que EU también impuso aranceles de 10 por ciento a las importaciones originarias de China, que días después respondió con medidas de retaliación.
El gigante asiático anunció un arancel de 15 por ciento a sus importaciones de energía de EU por un monto cercano a 5 mil millones de dólares, así como un arancel de 10 por ciento al petróleo, a los equipos agrícolas, a vehículos y camionetas estadounidenses.
Estas medidas de retaliación por parte de China entraron en vigor el 10 de febrero. La disputa comercial puede crecer, pues EU quiere que Canadá y México igualen los aranceles estadounidenses a China.
Los gobiernos de México y Canadá lograron acuerdos por separado con EU para aplazar la entrada en vigor de los aranceles de 25 por ciento por un mes, tregua que se vence en dos días.
La amenaza arancelaria se mantiene, con lo que persiste la incertidumbre hasta que no haya un aplazamiento prolongado o indefinido por parte de Trump.
Después del 4 de marzo, otra fecha importante es el 12 de marzo, cuando entrarían en vigor los aranceles de EU al acero y aluminio, alegando motivos de seguridad nacional para imponer restricciones a las importaciones.
El 10 de febrero, Trump anunció la imposición de aranceles de 25 por ciento sobre todas las importaciones estadounidenses de acero y aluminio, incluidas las provenientes de Canadá y México, sus dos principales proveedores de esos materiales.
El inconveniente es que los aranceles que pretende imponer EU al acero y aluminio son adicionales a los del 25 por ciento que están anunciados para el 4 de marzo, de manera que para sus ‘socios’ en el T-MEC serían gravámenes compuestos.
No conforme, Trump ordenó a su administración que considere la imposición de aranceles recíprocos a los países que gravan productos de EU, que entrarían en vigor el 2 de abril.
También amenazó con imponer aranceles de 25 por ciento a las importaciones de automóviles, semiconductores y productos farmacéuticos, para implementarse igualmente el 2 de abril.
Las políticas arancelarias de Trump son fundamentales en su agenda nacionalista y proteccionista, que es parte de una amplia campaña contra el sistema global que, según él, está sesgado en contra de EU.
México debe impugnar estas medidas unilaterales e injustificadas, como en el caso del acero y aluminio, y en respuesta, tomar acciones con un efecto comercial equivalente, si éstas se concretan.