Estados Unidos no quedó conforme con el envío de los 29 criminales que México expulsó por razones de “seguridad nacional”: ni las gracias nos dieron. Quieren más. Lo volvió a exigir Trump: quiere que se investigue a narcopolíticos. Quiere que en México se rompa el pacto entre el gobierno y el crimen organizado. Quiere que México deponga a políticos en activo y que consigne a los que están en retiro, que los procese y, de ser posible, que los mande a Estados Unidos.
El problema para Sheinbaum es que los políticos que mantienen alianza con la delincuencia organizada son de su propio partido. El envío de los 29 fue un desafío a López Obrador (quien en 2023 se opuso a aplicar la misma norma de los “traslados por seguridad nacional”, según el reporte de Peniley Ramírez). Veremos en breve si la presidenta se atreve a dar el paso de ir en contra de políticos de Morena. Si lo que sigue es la consignación de gobernadores, alcaldes o jefes policiacos regionales de su propio movimiento, se perfilará abiertamente en contra del hombre que la colocó en la silla presidencial para continuar su legado. La grieta con su partido se podría ahondar. Ya van dos ocasiones en las que Monreal y Adán Augusto se rebelan contra las iniciativas de Sheinbaum. Un escenario posible es que a la presidenta se le rebele el Congreso, que pierda el control de su partido, que comience a hablarse de la revocación de mandato.
¿Qué pasará si, pese a todas las concesiones que México ha hecho a Trump, éste decide imponer aranceles contra México? Se detendrán las inversiones extranjeras anunciadas. La economía entrará en recesión. Comenzarán los despidos (como en la Volkswagen). El gobierno tendrá que ajustarse aún más el cinturón. Los apoyos de los programas sociales dejarán de pagarse puntualmente. La gente indignada iniciará el bloqueo de carreteras. El desplome de Pemex será total. La fracción más radical de Morena le echará en cara a la presidenta su actitud complaciente frente a Trump. Se volverá un problema el rechazo creciente a los norteamericanos que viven en México; se activará la xenofobia.
¿Qué hará entonces Sheinbaum? ¿Se envolverá en la bandera, echará mano del peligroso recurso nacionalista, buscará chivos expiatorios en la oposición y en los críticos a su gobierno acusándolos de traicionar a la patria? ¿Recurrirá a López Obrador porque él sí supo cómo apaciguar a Trump? ¿Habrá quienes, como hace casi dos siglos, peregrinaron a la hacienda Manga de Clavo para pedirle a Santa Anna que volviera al poder, viajarán ahora a La Chingada a rogarle al demagogo que retome las riendas de la Presidencia?
El expresidente no ha dejado de mandar mensajes. Que no se toque a Cuauhtémoc Blanco. Que vaya Andy y se retrate con Rocha con el pretexto de su reafiliación a Morena. Sheinbaum no deja de repetir gestos del pasado. Diez mil efectivos de la Guardia Nacional en la frontera. Impedir el ingreso de nuevas caravanas hacia el norte. Que vaya Ebrard a doblarse a Washington. Que vaya De la Fuente a retratarse delante del cuadro del presidente que pidió que América fuera para los americanos.
Trump exige que Sheinbaum rompa el pacto político que López Obrador tejió con la delincuencia organizada. Si no lo hace, la guadaña de los aranceles caerá sobre México y comenzarán entonces los verdaderos problemas, que serán económicos, pero que pronto se traducirán en tensiones sociales.
¿Y a todo esto cuál será el papel de Morena? Si Sheinbaum concede y ofrece en bandeja la cabeza de uno de los suyos, ¿le seguirán brindando apoyo? ¿Cuál es la fuerza real de Sheinbaum dentro de su partido? Todos los gobernadores, todos los legisladores y todos los miembros de su partido le deben el puesto a López Obrador. La lealtad hacia Sheinbaum es inercial, la que tradicionalmente se le rinde en México al presidente.
Por otro lado, Muñoz Ledo lo advirtió a tiempo: las alianzas con el crimen organizado no se heredan, hay que volverlas a tejer de nuevo; se precisa un nuevo arreglo mafioso. La deportación masiva de los 29 rompe en los hechos ese pacto. La mayoría de los expulsados fueron aprehendidos en el gobierno de López Obrador y se les permitió seguir operando desde la cárcel. Ahora algunos de ellos enfrentan la posibilidad de la pena de muerte. Los decomisos y los arrestos de cabecillas y operadores financieros impulsados por García Harfuch señalan el rompimiento del acuerdo. De dar Sheinbaum el paso de lanzarse contra miembros de su propio partido, muchos en Morena comenzarán a cuestionar la lealtad hacia la presidenta que los traiciona.
En política se tiene que optar por el mal menor. ¿Quién puede causar más daño al gobierno de Sheinbaum: Trump o López Obrador? Trump puede desbaratar su proyecto al colocar a la economía al borde del colapso. López Obrador puede agitar al partido hasta hacerle perder sus apoyos en el Congreso, en el partido y en la calle. Entre la espada y la pared. Entre la intransigencia y la necedad. Entre dos demagogos casados con sus egos.