La inflación en los Estados Unidos no solo ha manifestado una resistencia a bajar sino que ha vuelto a conformar una tendencia alcista. En junio pasado, la inflación al consumidor había bajado hasta el 2.4 por ciento, pero a partir de septiembre no ha parado de subir, y ya para enero alcanzó 3 por ciento anual. En México, también presentó una inflación al alza, al aumentar al 3.74 por ciento la inflación general y al 3.64 por ciento la subyacente en la primera quincena de febrero, pero estamos dentro del objetivo eterno del 3 por ciento más uno.
Ya en la pandemia, ante una inflación que alcanzó el 9 por ciento anual, surgieron voces que aconsejaban aumentar el objetivo de la inflación de la Fed para favorecer el crecimiento económico. Ahora con el resurgimiento de la inflación, están volviendo a aparecer opiniones que aconsejan aumentar los objetivos de inflación. ¿Por qué es tan relevante esta discusión?
La política monetaria de metas de inflación implica el compromiso del banco central para alcanzar una meta u objetivo de tasa de inflación propuesta, utilizando para ello el conjunto de instrumentos a su disposición.
Para que el régimen de inflación objetivo sea eficiente debe reunir varios requisitos:
a. Contar con una autoridad monetaria autónoma, dentro de un marco constitucional.
b. El reconocimiento explícito de que la estabilidad de precios es el objetivo fundamental de la política monetaria.
c. La fijación de los objetivos de inflación debe plantearse como de mediano o largo plazos.
d. La transparencia, de las metas y de la instrumentación de la política es muy relevante, lo que se sustenta en una estrategia de comunicación abierta respecto de los objetivos, planes y decisiones de la autoridad monetaria.
e. Diagnóstico analítico y prospectivo robusto: se debe contar sistemáticamente con un análisis de todas la fuentes de presiones inflacionarias con el fin de evaluar la trayectoria futura del crecimiento de los precios. Dicho análisis es la principal referencia para las decisiones de la política monetaria.
f. El uso de mediciones alternativas de la inflación, como la subyacente, para separar aquellos fenómenos que inciden de manera transitoria e identificar la tendencia de mediano plazo del crecimiento de los precios.
Antes, los banqueros centrales no aparecían en público, no eran gente conocida en la sociedad, y sus decisiones eran reservadas sigilosamente. Se conocían por los rumores y por sus efectos en los mercados. Ahora esto es completamente diferente, los comunicados de los órganos colegiados decisores son ampliamente difundidos y pueden a veces anticipar futuras decisiones, y en muchos países se acompañan de ruedas de prensa. Los analistas revisan con lupa sus declaraciones y comunicados para tratar de anticiparse y tomar ventaja.
Teóricamente el objetivo de inflación debiera de ser 0 por ciento en cualquier país, por los efectos perjudiciales de la inflación en la sociedad, pero en la práctica, los bancos ponen una muy ligera inflación positiva, para que la política monetaria no impida el crecimiento y para tener un margen de acción ante el riesgo de una deflación. La fijación del objetivo tiene que tomar en cuenta también no perjudicar la credibilidad del banco central. Una meta muy ambiciosa o inalcanzable no es lo aconsejable. Adicionalmente dada la volatilidad de los precios, esta se fija sobre la inflación subyacente, aquella que se calcula eliminando los elementos más volátiles como los perecederos, la energía o los determinados por el Gobierno.
La Reserva Federal fija su objetivo sobre la inflación subyacente del Índice de Precios del Gasto del Consumidor (PCE). Mantuvo por décadas un objetivo puntual de 2 por ciento anual, el cual fue modificado sutilmente a un 2 por ciento en promedio después de la crisis hipotecaria.
El Banco de México tiene un rango aún más amplio con una meta puntual del 3 por ciento más menos 1 por ciento, por lo que estrictamente una inflación del 3.99 por ciento ya cae dentro del objetivo del banco.
La era de Trump 2.0 con una política fiscal superexpansiva y la política comercial proteccionista hacen que Estados Unidos se convierta en una fuente estructural de inflación global, al mismo tiempo en que China ha dejado de ser el ancla de la inflación mundial, y que el cambio climático y la reconformación de las cadenas de suministro están incidiendo en una inflación más elevada que en el pasado.
Esto no significa que los banqueros centrales tengan que aumentar los objetivos de inflación. Los bancos centrales existen con su autonomía y su arsenal para que mediante sus decisiones y su actuar se contrarreste las decisiones el Ejecutivo, más enfocados a comprar votos que a buscar la estabilidad económica.