Era miércoles y el personal de la clínica de reproducción asistida sabía el día que les esperaba: uno lleno de cesáreas.
Desde temprano, comenzaron a llegar mujeres a partir de la semana 37 de embarazo para su “revisión de rutina”. Mientras esperaban, con sus grandes panzas, se les ofrecía un té. Acto seguido, entraban a revisión con el doctor.
Al poco tiempo, comenzaban con contracciones. “Es normal”, exclamaba el personal médico, mientras dirigía a la gestante a la sala quirúrgica, “el médico recomienda cesárea”. El quirófano estaba previamente agendado y, una tras otra, tenían partos por cesárea.
Meses, incluso años después, ya con la herida de la intervención hecha cicatriz y mientras seguían batallando con los problemas de sueño, déficit de atención y/o autismo de sus hijas e hijos, las pacientes del Dr. Jesús Luján Irastorza se enteraron de que sus bebés habían nacido de forma muy similar: vía cesárea, en el mismo día de la semana y que habían aceptado un té mientras esperaban su chequeo. Les pareció extraño.
Al profundizar en el tema, conocieron el apodo de su médico: “rey del parto inducido” y se enteraron de que en la clínica eran conocidos “los miércoles de Luján”. Luego de una exploración más detallada, se percataron de que el té que habían consumido contenía otras sustancias – misoprostol, prostaglandina, ansiolíticos y antidepresivos –, las cuales provocaron las contracciones de forma artificial. Molestas, buscaron justicia y acudieron al despacho Nassar Nassar y Asociados. Fue así como nació el colectivo Con Ovarios.
Conformado como respuesta a esta situación, Con Ovarios suma alrededor de 80 mujeres víctimas del mismo médico, quien se encuentra prófugo de la justicia. Su conformación tiene como objetivo visibilizar esta problemática, sentar precedente y lograr que ningún otro profesional de la salud actúe como lo hizo Luján.
En esa línea, el Colectivo, el despacho y la diputada federal, María Teresa Ealy Díaz, notaron la importancia de prevenir estos actos y establecer una pena o castigo cada vez que se repitan.
Así, la semana pasada, la legisladora Ealy Díaz presentó una iniciativa de ley elaborada en conjunto con Nassar Nassar y Con Ovarios: un proyecto de reforma a la Ley General de Salud, a partir de lo cual se busca que la violencia gineco-obstétrica sea sancionada y, además, se puedan prevenir y erradicar este tipo de conductas. Principalmente porque en México, solo algunas entidades han optado por incluir la violencia obstétrica como delito en sus códigos penales.
Solo Chiapas, el Estado de México, Guerrero, Puebla, Quintana Roo, Yucatán, Veracruz y Aguascalientes han decidido penar esta forma de violencia de género que ocurre en el ámbito de la atención médica durante el embarazo, parto y posparto.
La reforma mencionada pretende tipificar el delito de violencia gineco-obstétrica en el apartado de “Delitos” de la Ley General de Salud. Integra, asimismo, la obligación y el deber de las autoridades de cumplir con la aplicación de las sanciones; así como de acondicionar y capacitar a las fiscalías y demás personal para la investigación de dichos delitos y la conciencia en los jueces para sancionarlos.
De aprobarse y, por ser una Ley General, permitiría que la violencia gineco-obstétrica se inscriba en el Código Penal de los estados: se lograría aplicar a toda la República y a todas las personas, incluyendo a gestantes; se consideraría un delito y tendría una sanción de ley.
El colectivo Con Ovarios conforma un grupo que lucha por la causa y ha permitido visibilizar la problemática; el despacho Nassar Nassar y Asociados ha sumado la parte técnica; mientras que la diputada María Teresa Ealy impulsa la iniciativa desde el legislativo. Quedan pendientes los votos de las y los miembros del Congreso de las distintas bancadas.
Cualquiera que sea el día de la semana, lo más importante es construir un sistema que en el que se respeten los derechos de todas las personas, uno capaz de tomar en cuenta género y etapa de vida.
X: @marlenemizrahi