Luego del hallazgo de un centro de adiestramiento del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Teuchitlán, Jalisco, se dio a conocer cómo eran reclutadas las víctimas hasta llegar al rancho ubicado a 60 kilómetros de Guadalajara.
Algunos sobrevivientes relataron al colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco cómo fue que terminaron en ese lugar.
Se trataba, en su mayoría, de hombres y algunas mujeres quienes habían sido reclutados a través de redes sociales, en particular Facebook, para ofrecerles un trabajo con un sueldo atractivo. Sin embargo, el empleo era falso.
Las personas llegaban a las estaciones de autobuses de Tlaquepaque y Zapopan, donde esperaban a que pasaran por ellos para trasladarlos al supuesto centro de trabajo. Luego eran subidos a un vehículo en donde les quitaban el celular y les tapaban la cabeza para dejarlos completamente incomunicados.
“Algunos tuvieron oportunidad de despedirse de sus familias, otros ya no. Al llegar al lugar los formaban en filas, uno de ellos comenta que los nombran y pasan lista por apodos. A los que no tenían apodo se lo asignan”, dijo Indira Navarro, líder del colectivo, en entrevista con Azucena Uresti.
¿Qué encontraron en el centro de adiestramiento del CJNG, en Teuchitlán?
“Localizamos una finca que era utilizada como centro de adiestramiento para las personas reclutadas. Adentro de esta finca se localizaron cientos y cientos de calzados, de tenis, de zapatos, una cosa impresionante que hasta se hacían comparaciones de los campos de concentración porque finalmente sí era un campo de concentración”, añadió la líder del colectivo que hizo el hallazgo en Jalisco.
Además del calzado se encontraron también cientos de ropas, mochilas, una identificación y hasta una carta de despedida. En una parte del predio incluso había un altar dedicado a la santa muerte y también a figuras de santería.
“Me considero una persona muy fuerte porque el carácter se va forjando con todos estos hallazgos, pero se te enchinaba la piel al ver todo tirado, todas las maletas y con ello las ilusiones de todos los jóvenes que terminaron ahí pensando que podían tener una buena vida, una mejor paga”, añadió Indira Navarro.
A pesar de que el rancho Izaguirre había sido asegurado hace seis meses por las autoridades de Jalisco, el colectivo regresó tras la insistencia de quienes sobrevivieron y pidieron que realizaran una búsqueda exhaustiva para encontrar los crematorios.
Eran tres crematorios clandestinos en total a donde arrojaban los cuerpos de quienes morían o asesinaban por no pasar las pruebas impuestas como parte del adiestramiento para integrarse a las filas del CJNG.
“La primera etapa de adiestramiento era hacer ejercicio en llantas, pasar corriendo, si había un error los mataban. En alambres de púas, había que pasar pecho tierra y si alguien quedaba atrapado también los mataban”, es parte de la narración de quienes estuvieron recluidos.
Las personas que lograron escapar fue porque aprobaron las primeras fases del adiestramiento hasta que finalmente fueron enviados como parte de la guerrilla a Michoacán, Zacatecas y otros lugares alrededor, pero vieron la oportunidad de huir del lugar.