En los pasados días he recibido comentarios de que las amenazas de Trump de imponer aranceles (o sea impuestos a las importaciones que realiza Estados Unidos de México) no han tenido el impacto negativo que se esperaba y que incluso se fortalece el precio del peso mexicano, lo que algunos atribuyen a la “fortaleza de nuestra economía”. Esto se debe a la poca comprensión de la diferencia entre un tipo de cambio fijo, como el que operaba hace varios años en el país, al tipo de cambio variable, como es el que tenemos en la actualidad.
Cuando existe una política de tipo de cambio fijo el gobierno o el banco central se comprometen a tener un precio fijo o semifijo de su moneda con respecto a otra divisa, para lo cual deben de ofrecer divisas cuando la demanda sea mayor que la oferta y al contrario, deben de comprar las divisas que sobren en el mercado, cuando la oferta sea mayor que la demanda. Cuando se tiene una demanda muy elevada de dólares, las autoridades deben de vender las divisas adicionales de sus propias reservas internacionales o endeudarse para adquirirlas y poderlas ofrecer en el mercado cambiario, a fin de lograr satisfacer los requerimientos del mercado. Sin embargo, cuando no pueden lograrlo se tienen los ajustes drásticos en la cotización de la moneda local, es decir, se tiene una devaluación drástica. Lo anterior es lo que esperaban muchos que sucediera cuando se pusieran en vigor los aranceles del 25 por ciento que había dicho el presidente Trump.
Sin embargo, la política que sigue nuestro gobierno desde que se tuvo la llamada “Tequila Crisis” en 1994, es la de un tipo de cambio flexible, es decir, la cotización del peso con respecto a otras divisas se rige por medio de su oferta y demanda. Esto significa que las autoridades no se comprometen a tener una cotización determinada con anterioridad, sino que su precio lo fija la cantidad de divisas que operan diario en los distintos mercados cambiarios. Por lo mismo, las variaciones en la cotización del peso responden a la percepción de los participantes en el mercado conforme tienen más información respecto a los distintos eventos económicos y políticos que sucedan.
Como resultado de lo mismo, las variaciones en las cotizaciones no tienden a ser drásticas, sino paulatinas. Por ejemplo, en el caso de la instalación de los aranceles adicionales, la cotización del peso fue variando de manera paulatina durante meses. Si se compara el valor del dólar en febrero del presente año con respecto a febrero de 2024 se verá que se había ¡devaluado en 25 por ciento! Esto significa que el mercado, es decir, aquellos que realizan operaciones de compra y venta de divisas, se habían adelantado, es decir, habían “descontado” que sí se pondrían los elevados aranceles. Al no ocurrir esto, se hace la corrección en la cotización en el mercado tomando en cuenta la información adicional, por lo que la cotización del peso se fortalece con respecto a la cotización de las semanas anteriores.
Adicional a esto, hay que destacar la magnitud o tamaño del mercado del peso mexicano, en el cual, las distintas operaciones de compra-venta no se realizan dentro del territorio nacional, sino que cerca del 80 por ciento de las mismas se hacen en el extranjero. Por lo mismo quienes operan en el extranjero toman en cuenta una gran cantidad de información adicional, como es la liquidez del mismo, la posibilidad de realizar operaciones a diferentes horas y en distintos mercados, el rendimiento y sobre todo que no existan restricciones como controles de cambios. Un aspecto muy importante es que el Banco de México continúe siendo autónomo y que no existan amenazas en este sentido.
En este entorno son las distintas personas e instituciones quienes operan en este mercado y toman los riesgos y en el caso de que se equivoquen, ellos tienen que absorber su costo. Con un tipo de cambio fijo, como sucedía con anterioridad, era algún funcionario o funcionarios quienes tomaban las decisiones y si se equivocaban, no pagaban ellos su costo, sino lo tenía que pagar el resto de la sociedad. Esta es una gran ventaja de los mercados libres.