Cuando pensamos que Emilia Calleja no puede sorprendernos más, ¿qué creen?, que sí; literal, “la mata sigue dando” y por lo que se ve, seguirá… al parecer la actual directora de la CFE “se distrajo” cuando la presidenta Claudia Sheinbaum mencionó la promesa 12 de las 100 que hizo para su gobierno en la toma de protesta. Por sí no la escuchó o se le olvidó, aquí se la recordamos:
“Encabezaremos un gobierno honesto, honrado, sin nepotismo, corrupción e impunidad. La Secretaría de la Función Pública (SFP) se convierte en la Secretaría Anticorrupción y de Buen Gobierno. No va a regresar el régimen de corrupción y de privilegios. Nuestra guía será siempre la honradez y la honestidad”.
No estoy segura qué tan alineada esté la gestión de Calleja con las otras 99 promesas, pero en la 12, definitivamente no, pues su administración es un círculo vicioso, caracterizado por evidentes y documentados actos de corrupción, protección de acosadores sexuales, promoción de acoso laboral, influyentismo y nepotismo.
Por no dejar, déjenme recordarles que su flamante coordinador de asesores, Adrián Olvera, se ganó ese puesto tras haber contratado en 2023 al esposo de Emilia, Ricardo Cerritos Jasso, con un salario bruto mensual de poco más de 100 mil pesos y que, tras el escándalo mediático, reapareció luego en la Secretaría de Energía sin tener experiencia alguna para ambos puestos.
Fuerte a pico de botella
Pues déjenme preguntarles: ¿conocen a Jimena Cerritos Calleja? ¿Les suenan los apellidos? Sí, están en lo correcto, es hija de la hoy directora general de la CFE y de Ricardo Cerritos Jasso.
La chicuela, quien está lejos de ser menor de edad, está recién graduada de la carrera de Ingeniería Química en el Instituto Tecnológico de Celaya y apenas en enero de este año, la SEP expidió su cédula profesional y a la par –inhalen y exhalen- en Pemex Transformación Industrial le estaban tramitando su ingreso ¡Quihúboles, con su suerte!
Con sólo 23 años y sin experiencia laboral, sin ser parte de la bolsa de trabajo o haber participado en algún programa de formación que promueve Pemex, la contrataron como especialista técnico B, con un salario bruto mensual de 117 mil pesos, dato obtenido a través del portal de Transparencia.
Está tan reciente su ingreso que todavía no aparece su declaración patrimonial en la página de la Secretaría de Anticorrupción y Buen Gobierno.
¿Qué es un especialista técnico B en PTI?
Según el portal de internet es el servidor público que participa en proyectos e inversiones de actividades de refinación, procesamiento, comercialización, importación y exportación de hidrocarburos, petrolíferos, gas natural, petroquímicos y petroquímicos secundarios, según al área en la que esté asignado.
¡Ah, caray!
Lo que no cuadra es la experiencia que no tiene Jimena Cerritos Calleja para la responsabilidad que conlleva el puesto que se le asignó.
¿Será que la experiencia que obtuvo en Clarios, lugar donde, de acuerdo con su perfil de LinkedIn, realizó sus prácticas profesionales de enero a junio de 2024, fue suficiente?
El cuestionamiento lo hago porque es la única experiencia que refiere tener y lo que recibe de salario definitivamente no es un “apoyo económico” de un servicio social y tampoco de un programa de formación de egresados que promueve Pemex.
De acuerdo con la revisión que hice en las páginas web tanto en Transparencia como de la Secretaría de Anticorrupción y Buen Gobierno, existen trabajadores con ese mismo puesto en PTI, con la pequeña diferencia -diría Emilia, su orgullosa madre- de que cuentan con una antigüedad promedio de 20 años, con formación profesional de maestría y con antecedentes de haber cubierto puestos de menor responsabilidad.
También hay miles de trabajadores que son mayoría en Pemex que están por debajo de ese nivel, con mejor preparación que la hija de Emilia Calleja y al que nunca van a llegar.
Leído lo anterior, es obvio que no hubo piso parejo.
Con su contratación ¿a quién se le quitó o se le negó el derecho de subir de puesto? Sin duda, a más de uno o el favorcito ahora se lo debe a Víctor Rodríguez Padilla, director general de Pemex.
¿A cambio de qué fue, es o será?
¿Estas contrataciones familiares del esposo y la hija, Emilia, tendrán el visto bueno o autorización de Luz Elena González Escobar?
De la presidenta Sheinbaum quisiera pensar que no, ya que “alaba” la honestidad de Emilia, aunque Calleja se ha empeñado una y otra vez en demostrar que no cuenta con esa virtud.
Y no es que me espante que la hija de Calleja haya sido contratada en Pemex, sino que este gobierno dice ser diferente. Lo que sorprende es la ligereza del doble discurso de la directora general de la CFE: mientras ella, la semana pasada, estaba diciendo a un medio: “no quiero un trato especial”, su hija sí lo tuvo y uno muy especial.
Otro trago doble a pico de botella
Más de uno nos equivocamos con la primera impresión que nos causó Emilia Calleja cuando fue presentada por Sheinbaum resaltando que “venía de adentro y que había empezado de abajo”; pensamos que por no “ser política” su gestión sería muy diferente a lo que en estos meses ha demostrado; con decirles que dicen que ella es peor de Bartlett, ¡ouch!
¿Será que sigue influyendo su vínculo priista que la benefició con trabajo a ella y a su esposo desde 1996, o nuevamente se está haciendo presente la consideración especial que dicen tenía el expresidente Enrique Peña Nieto con ella y por la cual pidió su cambio de Salamanca a Celaya en el año 2016?