Si sacan la cabeza, habrá una oportunidad de ver noticias decepcionantes. ¿Es todo lo que hay?
No solo es el problema de violencia en el occidente nacional. En la Ciudad de México hay contingencia ambiental; muchos coches no deben circular y en el valle que ocupa la ciudad de Monterrey, la calidad del aire hasta ayer era pobre.
¿Qué hay del mundo? También este martes, Israel volvió a bombardear Gaza. En los negocios, Pemex paga mal a sus proveedores y el presidente Donald Trump insiste en imponer aranceles. Hay un caldo de incertidumbre que ha congelado a quienes toman decisiones, lo que anuncia que este año, la economía de México muy difícilmente, en lo general, va a crecer.
¿En dónde quedó el ‘nearshoring’ mexicano? ¿Cuántas nuevas inversiones transformadoras escuchan en estos días?
En días así, solía hablar con un amigo con buenos contactos en el sector financiero de Nueva York. ¿Qué opinas de que el PIB puede caer un dos por ciento?, podría preguntarle hoy si estuviera vivo.
Esos son datos que solo interesan a los economistas del ITAM y del gobierno, solía responderme en un mal español con su acento neoyorquino. En los hechos, la gente sigue haciendo negocios.
Tomen un caso que puede ser dramático para el futuro de las finanzas públicas: las crecientes pensiones. Ustedes que reciben un cachito de Bienestar, están en un lado de la historia. Del otro están los más jóvenes, que las pagan con sus impuestos.
¿Y en medio? Una amiga dueña de franquicias de comida rápida.
“Ahora tengo a la abuelita que invita a sus nietos a comer pollo, antes no tenía esa clientela”, me dijo hace poco, luego de reconocer que las pensiones y el aumento en el salario mínimo crearon un nuevo mercado que le ha beneficiado.
Este año, ustedes que contribuyen al IVA, al ISR y el IEPS de la gasolina, pagarán más de dos billones de pesos para la manutención de las mexicanas y mexicanos de mayor edad.
Piensen en ese número. Es más del 20 por ciento del Presupuesto de 9.3 billones que tendrá el gobierno para todo 2025… si el SAT logra cobrar lo que estimaron los diputados.
A menos de que una catástrofe o una reforma fiscal ocurra, ese monto solo va a crecer por los próximos 40 años ¿Es para preocuparse? Sí.
Pero también es para emocionarse. Esos dos billones representarán en 2025 un mercado equivalente a 100 mil millones de dólares, en el cual alguien va a cobrar.
Entre otras personas, está mi amiga que vende pollo. O bien, La Casa de Toño y el promotor de los conciertos de Emmanuel y Mijares.
La gente que cumplió más de 60 años representa un mercado de gente solitaria que, seamos francos, pocos salvo por la gente en el gobierno, atienden.
La mercadotecnia actual dirigida a ese sector poblacional apunta a otra era que parece obviar que a esa edad la gente se olvida del sexo.
Revisen la publicidad de Mercedes Benz, de Coca Cola, de Chili’s, o de lo que quieran ¿A quién buscan sus “creativos”?
Lo que quiero decir es que lo que perciben los analistas es solo la mitad de la historia.
Equivocadamente, Carlos Slim Helú perdió los estribos y en ánimo despectivo criticó que ciertos economistas (ganadores de un Nobel, por cierto) no saben lo que es “pagar la nómina”.
Mal por don Carlos, pero la esencia del comentario puede recogerse.
Bien hacen los economistas en revisar las fallas del sistema para atender a la sociedad.
Pero definitivamente, los más estudiosos de la economía dedican su tiempo a eso, a investigar y analizar, por lo que pueden carecer del olfato e instinto de la gente que disfruta y tiene experiencia haciendo empresa.
¿Trump siembra incertidumbre? Vendan coberturas cambiarias ¿Del cielo les caen limones? Ya saben qué hacer.
Conocí a Sergio Alanís. Es un personaje michoacano enfocado en la innovación que permita producir alimentos eficientemente usando tecnología para aprovechar mejor la tierra, ante otro problema, que es el del deterioro del suelo. ¿Tendrá éxito? Dice que lo tuvo cuando creó el aguacate en polvo, cambiando esa industria, en días de otra crisis. Puede ser.