No hay plazo que no se cumpla, en una semana, de acuerdo con lo establecido hace un mes por el presidente Trump se impondrán tarifas a las exportaciones mexicanas, sin embargo, de acuerdo con los últimos comunicados pareciera ser que las tarifas no serán generalizadas, sino que serán diferenciales para no afectar las exportaciones de las empresas automotrices de Estados Unidos. Esto configura un rompecabezas que se irá aclarando poco a poco y será en donde se muestre la agilidad de las nuevas autoridades para enfrentar este reto.
En realidad, la discusión sobre los aranceles no ha sido abierta en México, ya que de hecho nos enfrentamos a un hecho de facto, ya que existen aranceles en el acero y el aluminio desde el 12 de marzo. La medida se justificó con base en la sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962. Esta sección permite ajustar las importaciones de bienes que se considere que comprometan la seguridad nacional de Estados Unidos. México es el segundo proveedor de acero para Estados Unidos, solo detrás de Canadá. En 2024, exportamos acero al mercado estadounidense por más de 6 mil 500 millones de dólares, equivalente a más de cuatro millones de toneladas. Sin embargo, México compra más acero especializado de Estados Unidos de lo que le envía, provocando, un saldo a favor de Estados Unidos de 6 mil 800 millones de dólares. El balance superavitario es una de las principales cartas que busca jugar la Secretaría de Economía para convencer a sus homólogos en Washington de exentar a México de dichas medidas.
Los aranceles que han entrado en vigor afectarán a toda la cadena de valor de las industrias de la construcción, metalmecánica y automotriz en ambos lados de la frontera. La administración Trump apuesta a reindustrializar a Estados Unidos usando instrumentos de política industrial del siglo pasado, no está diseñando las medidas adecuadas, se vive en el siglo XXI con una alta competencia, en donde lo que se ha aprendido es que la competitividad surge de la innovación y del desarrollo de cadenas globales de valor, que hoy se han desarrollado exitosamente en todo el mundo, que es lo que ha traído a China y el sudeste asiático a competir exitosamente en la economía global.
El país tiene que estar consciente de que para hacer frente a esta situación tenemos que pensar en una política industrial más activa. No podemos ser reactivos simplemente tenemos que estar conscientes de que el conglomerado industrial del país ocupa alrededor de cinco millones de trabajadores y que, de alguna forma, los impactos se dejarán sentir sobre la totalidad de la economía y no únicamente en los sectores en donde se están poniendo los aranceles que son alrededor de medio de millón. Es un momento crítico que debemos evaluarlo en todas sus dimensiones, en este sentido, los responsables de la política económica deberían en cada momento evaluar en forma abierta el impacto que tendrá, debería establecer un monitor de empleo abierto para saber dónde se están afectando y a la vez poder establecer mecanismos compensatorios. El entramado de encuestas que maneja INEGI debería de estar dando las voces de alerta de los sectores que se están viendo afectados para, sobre eso, poner medidas compensatorias. En estos momentos críticos debería de establecerse una comisión especial para apoyar los sectores afectados.
Hasta el momento no se ha dado a conocer, por parte del sector público, un monitoreo sobre los efectos que están viviendo los sectores, en este sentido se tiene que establecer un esquema de seguimiento preciso sobre la forma que están afectando las medidas tomadas por los aranceles del acero y el aluminio, y en caso de que se impongan aranceles a otros sectores por parte de Estados Unidos, agregar y hacer un seguimiento puntual de lo que está aconteciendo sector por sector.
Demandemos el establecimiento de un mecanismo de seguimiento sectorial más preciso para que podamos atender la situación, aparentemente el nuevo gobierno estadounidense insistirá con medidas punitivas a sus socios comerciales. El país debe evaluar las medidas conforme se vayan dando, es necesario analizar las fracturas que ocasiona cada medida, por el momento el efecto real de lo que ha sucedido en la industria del acero y el aluminio.
La expectativa es que las fracturas se mantengan y por lo mismo se debería poner en marcha un programa de atención a las industrias afectadas, a través de un fondo especial en la banca de desarrollo en combinación con las cámaras industriales de los sectores afectados. No podemos esperar a que se impongan las tarifas, requerimos actuar por anticipado y atender a las industrias para minimizar el impacto negativo que se de a lo largo de las cadenas de valor, especialmente habrá que ver el impacto sobre el empleo que se esté generando. Se requiere poner en marcha un programa que muestre que el país está preparado para coyunturas tan adversas como las que enfrentamos. Se requiere una reorganización del sector público para la emergencia que vivimos, solo por este mecanismo podremos enfrentar adecuadamente la situación.