En la columna pasada, hablamos sobre la generación Z (centennials) a la que también se denomina “generación de cristal”. Les comenté que, aunque estos jóvenes de menos de 25 años son percibidos como frágiles, inseguros, propensos a ofenderse y susceptibles a la frustración, bien guiados, tienen un potencial extraordinario.
Los centennials entienden de tecnología, valoran la diversidad, promueven la inclusión, la justicia social y saben pedir ayuda. La llamada generación de cristal puede ser una generación fuerte, diversa y justa; sin embargo, para ello, necesitamos ayudarles a forjar su carácter y guiarlos en su desarrollo profesional. ¿Cómo? Aquí les comparto cinco (5) recomendaciones.
1.- Enséñales Valores y desarrolla su Pensamiento Crítico.
Enseña con el ejemplo: transmite la importancia de la integridad, la responsabilidad, la excelencia, el compromiso y la gratitud. Impúlsalos a que piensen por ellos mismos, a que se cuestionen las cosas y a que no se conformen con lo que ven en redes sociales. Ayúdalos a comprender que el mundo digital no es real, que los filtros no “embellecen” la vida, y que los “me gusta” no miden la autoestima de una persona. Exhórtalos a que aprendan a tomar decisiones —a que evalúen la situación y analicen los pros y los contras.
2.- Déjales claro que sus Acciones tienen Consecuencias.
Establece límites y repercusiones, y cúmplelos. Fomenta la responsabilidad en decisiones, comportamientos y actitudes. Hazles saber que, en la vida, no se obtienen “medallas” por participar; se ganan por hacer las cosas bien. Así pues, no los premies por todo. Déjalos que se esfuercen para alcanzar una recompensa; por ejemplo, un puesto en la empresa familiar. Ayúdales a ser autocríticos y constructivos; a no tomárselo “personal” y a concebir cómo pueden mejorar (aspirar a superarse).
3.- Potencia el Esfuerzo y la Resiliencia.
Desarrolla su capacidad para solucionar problemas y lidiar con la adversidad. Déjalos experimentar decepciones, errores y fracasos. Es importante que vivan lo que sucede cuando no se esfuerzan lo suficiente. No les des todo lo que quieren, mejor anímalos a que se lo ganen. Los seres humanos necesitamos “trabajar” para “valorar”. Perseguir metas y lograrlas nos ayuda a nutrir nuestra autoestima y a mantenernos motivados. Los retos y los logros son buenos para la mente y el alma.
4.- Evita que se conviertan en Desertores Profesionales.
Impúlsalos a que analicen bien las cosas antes de comprometerse y a que, una vez que inicien algo, lo terminen. “Termina lo que empiezas y luego, si piensas que ya no te conviene, cambia tu decisión”. No los dejes renunciar (convertirse en desertores profesionales) simplemente porque las cosas se ponen difíciles. El desafío y la fuerza de voluntad son esenciales para el crecimiento y el desarrollo personal. Fomenta su capacidad de perseverancia —empújalos a salir de su zona de confort.
5.- Anímalos a que Amen su Trabajo.
Enséñales que el trabajo no es un mal necesario (una obligación), sino una parte de quienes somos—de nuestra identidad. El trabajo es un medio para desarrollar nuestro talento. Por eso, cuando trabajamos en algo que nos apasiona, la excelencia y el compromiso se notan (se está dispuesto a poner el esfuerzo y las horas necesarias para aprender). Obviamente, habrá errores. Escuchar y atender las sugerencias de mejora es esencial —virtud de la humildad. Tal como lo dijo Warren Buffett: “El amor por lo que haces te llevará a lugares donde los demás temen pisar.”
En Resumen: La generación de cristal tiene potencial de convertirse en una generación de (futuros) dueños innovadores e inclusivos. Sin embargo, para ello, precisamos, forjar su carácter. Enfocarnos en formar buenos dueños, no es suficiente. Para que un joven de siguiente generación pueda ser un buen dueño, lo primero que tiene que ser es buena persona y buen profesionista.
Escríbeme: rosanelly@trevinyorodriguez.com o contáctame vía LinkedIn, Twitter o Facebook.