La relación bilateral México-Estados Unidos ha estado continuamente inmersa en una serie de conflictos prácticamente desde la vida independiente de nuestro país.
Conflictos territoriales que llevaron a la pérdida de más de 2 millones de kilómetros cuadrados a favor del vecino del norte, luego crisis recurrentes por las continuas intervenciones de distintos gobiernos norteamericanos en los asuntos internos de México, ya en épocas más recientes, conflictos de carácter migratorio, de seguridad fronteriza, asuntos relacionados con el tráfico de estupefacientes y armas, hasta llegar a las más recientes crisis en los últimos 100 días, lo que va del segundo mandato de Donald Trump, en los que además de los ya tradicionales temas migratorios, del combate al narcotráfico, particularmente del fentanilo, a las constantes alzas y amenazas de alzas a los aranceles, a la declaratoria de los grupos del narcotráfico y cárteles mexicanos como terroristas hoy se suma un nuevo tema: las demandas que se han hecho desde la Casa Blanca contra México por el adeudo de recursos hídricos.
Donald Trump argumenta que México ha incumplido con el Tratado de aguas firmando por ambas naciones en 1944 el cual regula la distribución del agua de los ríos Bravo también llamado Río Grande y del río Colorado entre ambos países. De acuerdo con información de Washington, México les adeuda más de 1500 millones de metros cúbicos de agua para el ciclo actual lo cual ha afectado a los agricultores del sur de Texas. Ante esta situación Trump volvió a amenazar con imponer nuevos aranceles y sanciones a México si no cumple con la entrega del agua estipulada ya que argumenta que el incumplimiento perjudica gravemente las actividades agrícolas texanas y en consecuencia la economía de la región.
En un primer momento el gobierno mexicano anunció que no podría cumplir con la entrega del agua comprometida debido a la grave sequía que ha estado afectando el norte del país pues estados como Coahuila, Tamaulipas, Nuevo León y sobre todo Chihuahua han atravesado los últimos años por un grave estrés hídrico sin embargo, y después de varios intentos por llegar a un acuerdo para postergar el cumplimiento del tratado, hoy el gobierno de Claudia Sheinbaum ha cedido una vez más a la presiones de Trump.
Desde el arranque de esta crisis por el adeudo de agua, el gobierno federal, con su discurso nacionalista y patriotero, ha insistido en que México no aceptaría presiones de su vecino del norte.
En las mañaneras la presidenta de México ha reiterado que México es un país libre, soberano, y no ha dudado en señalar, como lo ha hecho en otros temas, que en la relación México-Estados Unidos sí a la cooperación no a la subordinación.
E incluso minimizó las amenazas de Trump e insistió en que enviaría una propuesta integral al Departamento de Estado de Estados Unidos para negociar la cuestión y que buscaría un acuerdo conjunto con los gobernadores de los estados fronterizos para definir los términos de las entregas de agua, las cuales a decir de la presidente serían de acuerdo con la disponibilidad de recursos.
Lo cierto es que hoy nuevamente México ha cedido a las presiones norteamericanas y ha comprometido la entrega de importantes volúmenes de agua.
El pasado martes, 29 de abril, en una hoja informativa publicada por el Departamento de Estado de Estados Unidos titulada: Entregas de agua de México y medidas para cumplir con los requisitos del tratado de aguas de 1944, se anuncia que, “habiendo concluido las conversaciones de alto nivel entre Estados Unidos y México sobre las entregas de agua del Río Bravo conforme al tratado de 1944, México se comprometió a tomar acciones para reducir el déficit en sus entregas antes de que termine el ciclo hídrico quinquenal el próximo 24 de octubre.
Estados Unidos aceptó la propuesta de México de aumentar las entregas de agua mediante múltiples fuentes garantizando así la diversificación del suministro de agua que solicitan las partes interesadas de Texas además estas entregas se sumarán a los 110,000 acres-pie de agua ya entregados en el año hidrológico actual que comenzó el 25 de octubre del 2024.
El compromiso de México incluye, además, una transferencia inmediata de agua en la presa Amistad seguida de transferencias mensuales en las 2 presas internacionales, Amistad y Falcón.
También se comprometió a un aumento en la participación de Estados Unidos en los flujos de 6 afluentes mexicanos del Río Bravo designados en el Tratado de 1944 a lo que se suma el compromiso de entregas adicionales de agua del río San Juan.
El acuerdo también contempla una próxima reunión en el mes de julio en la que se evaluarán las condiciones hidrológicas y en la que además EE. UU. dará seguimiento a las medidas adoptadas, al tiempo que se llevarán reuniones periódicas para desarrollar un plan que le permita a México compensar el déficit de este quinquenio y que cumpla con entregas regulares y fiables para el próximo ciclo que iniciará en octubre.
Ante las condiciones de crisis hídrica que presenta el territorio mexicano particularmente en los estados del norte y que ya lleva varios años, este acuerdo con Estados Unidos pone en riesgo el suministro de agua a las actividades agrícolas, industriales, e incluso el abastecimiento de agua para uso doméstico en territorio mexicano toda vez que no se cuenta con un plan estratégico integral en el país que atiende esta problemática.
México nuevamente ha cedido a las presiones estadounidenses y sólo estamos a 100 días de iniciada la administración Trump… Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Trump.
La autora es Doctora en Relaciones Internacionales, especialista en Asuntos Globales y Política Internacional. Profesora investigadora de la Escuela de Gobierno y Ciencias Sociales del Tecnológico de Monterrey.