Es comprensible que ciertas personas busquen una mejor vida fuera de México. ¿Pero si ustedes son técnicos o profesionistas, aún piensan en Estados Unidos como su primera opción?
En el país vecino las alarmas están sonando. Sus autoridades persiguen estudiantes destacados y recortan el acceso al dinero para la investigación. ¿Resultado? Fuga de cerebros… allá.
Éste encabezado fue publicado por la revista Nature en abril: “Exclusiva: Un análisis señala el comienzo de una fuga de cerebros de la ciencia estadounidense”.
Piensen que este smartphone y muy posiblemente el software que les permite leer este texto no estaría disponible si no hubiese sido creado por científicos estadounidenses. Muy probablemente ocurriría lo mismo con sus medicinas o con ciertas máquinas y electrónicos que tienen en la casa, cuya idea inicial partió de ese país.
Sin cerebros, Estados Unidos bajaría a la “división” de Latinoamérica, que lamentablemente se ha enfocado en ofrecer empleos en fábricas o en bancos, en el mejor de los casos. Pero rara vez en tecnología, que paga bien.
¿Qué ocurre? Que los profesores y alumnos del mundo que solían convivir en ese país tienen ahora muchos incentivos para salir de ahí ante la campaña de un gobierno como el del presidente Donald Trump.
“La investigación financiada por el gobierno federal allanó el camino para una larga lista de avances, desde internet hasta el GPS, las vacunas de ARN y Siri de Apple. Pero, en vez de construir sobre esta base, la Casa Blanca está decidida a destruirla. El gobierno ataca la ciencia y recorta drásticamente la financiación de la investigación universitaria bajo la falsa bandera de la lucha contra el antisemitismo”, denunció Scott Galloway en un texto del 9 de mayo.
“En mi propia institución, la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York, he visto de primera mano el talento que el resto del mundo se apresura a atraer”, advierte este multimillonario profesor experto en inversiones. “En resumen, dominan: académicos, profesores y patriotas (estadounidenses) excepcionales. Pensar que Estados Unidos les está cerrando la llave no solo es deprimente, sino pinche estúpido”, añadió.
La NPR (Radio Pública Nacional), cuyos talentosos periodistas producen geniales podcasts analíticos sobre política, economía y ciencia, mantiene este mensaje pegado en su website: “Quizás hayas oído que el presidente Trump emitió una orden ejecutiva que busca bloquear toda la financiación federal a NPR”.
Ante estos ataques desde la Casa Blanca, Europa y Asia se apuran a incentivar a su talento a quedarse en casa y a otros en Estados Unidos, a cruzar el océano y salir de ahí:
“El papel de la ciencia en el mundo actual está en tela de juicio. Se cuestiona la inversión en investigación fundamental, libre y abierta. ¡Qué gigante error de cálculo! Creo que la ciencia es la clave de nuestro futuro”, destacó Ursula von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea, durante la semana pasada en la que además anunció una inversión de 500 millones de euros para atraer investigadores internacionales.
En Francia, el presidente Emmanuel Macron, avisó que su país destinará otros 100 millones de euros para atraer académicos.
El Reino Unido analiza un programa de 50 millones de libras para atraer investigadores; Australia, Canadá, Países Bajos, Noruega y Corea, en Asia, avanzan con sus propios planes.
China eleva por su cuenta el número de sus universidades que destacan entre las 100 más relevantes del mundo. Los Emiratos Árabes Unidos seducen por su cuenta con “visas oro”.
En México, la presidenta Claudia Sheinbaum se comprometió a convertir a México en “una potencia científica”, pero debe apresurarse a invertir dinero del erario en esa intención.
El país comienza a atraer talento tecnológico que es visible en la Ciudad de México, lo que evidencia una oportunidad de atraer más a ciertos barrios, pero también a ciudades como Querétaro, Los Cabos o Mérida, que ofrecen seguridad, aunque todavía no un evidente propósito de promover la ciencia para los negocios.
Vivimos una recomposición del mundo. Están barajando y van a repartir del juego.
Aquí hay una gran oportunidad de retener mexicanos inteligentes y atraer a extranjeros.
Si queremos eliminar incentivos de criminales, es indispensable crearlos en nuevas tareas.