En medio de crecientes tensiones económicas globales, la industria automotriz se encuentra en un momento complicado. La imposición de aranceles por parte del gobierno estadounidense —particularmente los impuestos del 25 por ciento al acero y del 10 por ciento al aluminio— ha encendido las alarmas en las cadenas de suministro internacionales, afectando la producción y exportación de vehículos, tanto ligeros como pesados.
En entrevista el Dr. Rogelio González Achirica, CEO de OneStop Group, especialista en comercio exterior y derecho internacional expuso que estas medidas no solo son cuestionables en términos legales dentro del marco constitucional de EE.UU., sino que también violan al menos ocho acuerdos comerciales supranacionales.
“Solamente el Congreso de los Estados Unidos puede imponer aranceles. Esto ya se discutió desde los años setenta, cuando Nixon invocó poderes de emergencia para imponer tarifas similares”, señaló.
Sin embargo, dijo que las automotrices han comenzado a pagar estos aranceles bajo protesta, confiadas en que podrán recuperarlos mediante litigios en las cortes federales.
“Las compañías están recurriendo a la Comisión Internacional de Comercio en Nueva York. Esta corte especializada empezará a emitir fallos pronto, y muchas esperan que sienten precedentes favorables”, indicó.
Impacto en México: exportaciones pausadas
Asimismo, González Achirica agregó que México es uno de los principales exportadores de vehículos hacia Estados Unidos y se encuentra en el epicentro del conflicto. Con más del 80 por ciento de la producción de armadoras mexicanas destinada al mercado estadounidense, las afectaciones son inevitables.
En el caso de vehículos pesados, la ANPACT reportó que en el acumulado del primer trimestre de este 2025 se exportaron 33,808 unidades, una baja de 19.7 por ciento respecto a las 42,081 del mismo periodo del año pasado, una tendencia que, “responde, en parte, a la incertidumbre generada por el entorno comercial con Estados Unidos”.
Si una armadora puede probar el origen de su producción, tiene una fuerte defensa contra cualquier intento de imponerle tarifas punitivas.
“Las empresas tienen derecho a presentar demandas ante tribunales estadounidenses, ya que muchas cumplen con las reglas de origen y pueden demostrarlo mediante auditorías conjuntas del Departamento del Tesoro y Aduanas de EE.UU. La clave está en la trazabilidad y el cumplimiento estricto del tratado comercial”, señaló González Achirica.
El factor China y el nuevo tablero geopolítico
El conflicto no se limita al hemisferio occidental. La pugna comercial entre Estados Unidos y China ha cobrado fuerza, afectando también a las armadoras de origen chino que operan desde México.
“Estaban apostando al mercado estadounidense usando a México como plataforma, pero ahora enfrentan el mismo muro. Aun así, han sido cautelosos con sus inversiones, ejecutándolas en etapas y con visión a largo plazo”, aseguró el Dr. Rogelio González Achirica.
En este contexto, destacó que Europa podría convertirse en un actor clave. Representando cerca del 25 por ciento de la economía global —al igual que China y Estados Unidos—, su postura en este conflicto podría inclinar la balanza de las negociaciones y definir el futuro del comercio internacional.
Un futuro aún incierto
La industria automotriz, por ahora, parece no tener más opción que resistir, pagar bajo protesta o recurrir legalmente. El golpe económico ya es visible: Ford ha reportado que podría tener pérdidas por 5 mil millones de dólares y General Motors pérdidas por 3 mil millones solo en el primer semestre del año.
“Esto afecta también la recaudación fiscal estadounidense, que ya enfrenta un déficit estructural de 1.8 billones de dólares anuales”.
El Dr. Rogelio González Achirica concluyó que la salida está en la diplomacia. “Estamos en una recesión inducida. Estados Unidos cree que puede controlarla, pero eso solo sucederá cuando se sienten a negociar con China.