Moody’s Investor Services acabó por rebajar un escalón a la deuda del Gobierno de Los Estados Unidos. S&P lo había hecho ya desde el 2011 y Fitch desde el 2023. Se puede decir que la rebaja fue tardía.
Las razones que citan no sorprenden a nadie: déficits constantes. Se gasta más (gasto gubernamental) de lo que se genera (Cobro de impuestos). Moody’s menciona que “refleja el aumento durante más de una década de las razones financieras de deuda pública y pago de intereses a niveles significativamente más altos que los de los bonos soberanos con calificaciones similares”.
Los países que todavía gozan de la calificación AAA, son Alemania, Australia, Canadá, Dinamarca, Holanda, Liechtenstein, Luxemburgo, Noruega, Singapur, Suecia y Suiza. Los países que tienen una calificación equivalente a la actual de Los Estados Unidos son Austria, Finlandia, Hong Kong, Nueva Zelandia y Taiwán.
Un elemento muy importante para las calificaciones es la perspectiva: no sólo como se está ahora, sino que cambios, ya sean positivos o negativos, impactarán la calificación en el futuro tanto cercano como de mediano y largo plazo. Para la próxima década “[…] esperamos mayores déficits a medida que aumente el gasto en prestaciones sociales, mientras que los ingresos públicos se mantendrán prácticamente sin incrementarse.”
Sin embargo, mencionan que Los Estados Unidos “[…] conservan fortalezas crediticias excepcionales, como el tamaño de la economía, la resiliencia y el dinamismo […] y el papel del dólar estadounidense como moneda de reserva mundial […] esperamos que Los Estados Unidos continúen con su larga historia de política monetaria muy eficaz liderada por una Reserva Federal autónoma […] también tiene en cuenta las características institucionales, incluida la separación constitucional de poderes entre los tres poderes del gobierno […] Si bien estos acuerdos institucionales pueden ponerse a prueba en ocasiones, esperamos que sigan siendo sólidos y resistentes”.
Contrastemos esos comentarios con la situación en México. En noviembre de 2024, Moody’s cambió la perspectiva para México de estable a negativa. Todo el mundo (literalmente) está conciente de la carga que es PEMEX … excepto quienes, por ignorancia o ahora por compromiso -y en el imaginario popular- creen que el petroleo es lo que fue en los setentas.
Pero ese tema palidece: “Si bien nuestra evaluación de la calidad de las instituciones en México ya es baja [¡Ouch!] en comparación con sus pares, particularmente en lo que respecta al estado de derecho y el control de la corrupción, evaluaremos si un mayor deterioro en el marco de formulación de políticas y la independencia del sistema judicial podrían limitar la capacidad del gobierno para abordar los crecientes desafíos crediticios.”
En dos semanas se va a votar precisamente el tema judicial. Un meme, (¿la nueva forma de expresión popular?) dice: “Que nervios … ya pronto será la elección que nadie necesita, de miles de personas que nadie conoce, en un proceso que a nadie le importa, con unas boletas que nadie entiende y con un despilfarro y derroche de recursos que nadie se imagina”. Vox Populi, Vox Dei.
Nuestras realidades son totalmente distintas. Claro, en lo económico, pero (peor) en el subyacente de su rebaja de un escalón (déficit) y nuestra calificación (corrupción y estado de derecho).
Ps. Precisamente una de las razones por imponer impuestos a las remesas, es el déficit. Hoy se libraron, dudo mucho que no se lleguen a imponer. La respuesta de los políticos: “nos asiste la razón, la razón social, la razón moral, la razón histórica”. Las remesas se generan por la falta de oportunidades en México, originada precisamente por la corrupción y falta de derecho.