A lo largo del día, la oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) deberá hacer llegar al Congreso el Reporte Anual sobre Barreras Comerciales –conocido como el National Trade Estimate Report (NTE)– que es un compendio de los principales obstáculos reportados durante el último año por los exportadores estadounidenses en diferentes países. El documento describe las barreras no arancelarias y diversas medidas que afectaron a las empresas de la Unión Americana alrededor del mundo y, desde su creación en 1985, es una de las referencias claves del gobierno para elaborar e implementar medidas de política comercial y de inversión.
Esta vez, el NTE puede ser el prólogo del anuncio de los aranceles recíprocos del miércoles, que se establecerán tomando en cuenta: i) los aranceles que aplican los demás países; ii) la manipulación del tipo de cambio; iii) impuestos que se consideren injustos o discriminatorios; iv) cualquier medida no arancelaria que restrinja, prevenga o impida las ventas de bienes o productos digitales elaborados en Estados Unidos y; v) cualquier otra medida o política que limite injustamente el acceso a ese mercado o que represente un impedimento a la competencia justa en ese país, de acuerdo con el memo dado a conocer por Trump el 13 de febrero.
En el caso de México, el reporte NTE del 2024 destaca, entre otras, las restricciones para invertir en los sectores de energía y minería (litio) y para importar maíz transgénico, mientras que reportes posteriores de otras dependencias analizan las implicaciones de negocios de la reforma judicial, de la desaparición de las agencias reguladoras independientes y de la inseguridad en gran parte del territorio mexicano, que se tradujo incluso en agresiones a dos inspectores del Departamento de Agricultura en Michoacán y que llevó a que la inspección de los campos de aguacate se transfiriera a autoridades mexicanas.
Aunque hasta ayer no estaba del todo claro para los miembros del primer círculo de Trump los objetivos, el alcance y las consecuencias de los aranceles recíprocos, no hay duda de que pasado mañana se anunciarán medidas al menos con relación a los 15 países con los que Estados Unidos tiene los mayores déficits comerciales, entre ellos Alemania, Canadá, China, Corea del Sur, India, Japón y México. Trump ha utilizado como el principal argumento para aplicar estos gravámenes que el resto del mundo se ha aprovechado de Estados Unidos, lo que se traducido en un déficit comercial que en enero superó 1.31 billones (en español) de dólares e insiste en que el ingreso de los aranceles permitirá financiar las exenciones fiscales que prometió en su campaña.
Por su parte, los legisladores republicanos instaron al USTR durante los últimos dos años a aplicar sanciones a México, usando el T-MEC, por la intervención del gobierno mexicano en las instalaciones de la empresa Calica en Quintana Roo y por no cumplir con el Tratado de Aguas de 1944, sin recibir una respuesta. Estos temas se comentaron durante la audiencia del pasado martes, en que el Comité de Medios y Procedimientos escuchó las prioridades de negociación de representantes del sector privado y en el que la bancada republicana volvió a criticar al gobierno de Claudia Sheinbaum por no implementar correctamente el T-MEC y abusar del mismo.
Llama la atención que el secretario Ebrard se esté reuniendo con el secretario de Comercio Howard Lutnick, cuando el responsable del comercio internacional es Jamieson Greer, quien fue el jefe de la oficina del USTR durante el primer gobierno de Trump. Lutnick es una persona que ha trabajado siempre en el sector financiero, desconoce los detalles de la producción de bienes y servicios y se ha ganado la fama de decir lo que Trump quiere escuchar, lo que lo ha llevado a formar parte del primer círculo de la Casa Blanca, pero también la desconfianza de la industria de su país, al no tener la certeza que sea el intermediario que transmita al mandatario sus preocupaciones.
Trump ha reiterado que está dispuesto a negociar bilateralmente después del anuncio del miércoles, aunque en 2018 quitó los aranceles al acero y al aluminio después de un año. Mañana recibirá la información que solicitó el 20 de enero sobre las causas que han generado el déficit comercial, que justificará los aranceles del miércoles. Así, la industria mexicana espera una actitud más propositiva y menos cauta del gobierno de Sheinbaum, que reduzca el nivel de riesgo y promueva la confianza de los inversionistas.