La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca marcó el inicio de la deportación masiva de inmigrantes prometida durante su campaña, así como de una serie de amenazas arancelarias para los países que no acataran las órdenes del mandatario estadounidense.
Aunque distintos países latinoamericanos han anunciado medidas para recibir a sus connacionales deportados, Colombia protagonizó el primer conflicto diplomático con Trump, el pasado domingo 26 de enero, cuando impidió la entrada a dos aviones estadounidenses con migrantes.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, dijo que no aceptaría a los migrantes colombianos a menos que se establecieran protocolos de tratamiento digno a sus connacionales.
Como respuesta, Trump anunció a Colombia aranceles del 25 por ciento, que incrementarían al 50 por ciento al cabo de una semana, además de suspender las visas a funcionarios de gobierno, en Bogotá, si el mandatario colombiano no aceptaba a los migrantes.
La tensión duró pocas horas, pues la Casa Blanca emitió un comunicado en el que aseguró que Petro aceptó las órdenes de Trump para recibir a los migrantes colombianos “sin limitación ni demora”, lo que puso una ‘pausa’ a la amenaza del mandatario estadounidense sobre los gravámenes.
Al respecto, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum ‘celebró’ el acuerdo entre sus homólogos para aceptar a las personas migrantes y evitar aranceles y señaló que debe prevalecer el diálogo y el respeto entre las naciones.
La mandataria mexicana optó por la negociación y ha insistido en tener la “cabeza fría” ante las amenazas de Trump.
“Creo que lo importante —como lo dije desde el primer día— es actuar siempre con la cabeza fría, defendiendo la soberanía de cada país y el respeto entre las naciones y los pueblos, eso es muy importante… Estamos obligados a tener una buena relación”, dijo Sheinbaum en conferencia de prensa, el lunes.
¿Cómo enfrentará Brasil la deportación masiva de Trump?
El gobierno brasileño optó por la diplomacia y anunció, este martes 28 de enero, la creación de un centro de recepción para migrantes deportados desde Estados Unidos, después de la controversia en torno a las condiciones a bordo de un vuelo de deportación.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva dio luz verde para establecer un puesto de recepción humanitaria en Confins, Minas Gerais, informó la ministra de Derechos Humanos y Ciudadanía de Brasil, Macaé Evaristo.
La decisión se tomó debido a la posibilidad de la llegada de más vuelos, después de que el fin de semana el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump envió a Brasil un primer vuelo con 88 deportados.
La prensa local informó que funcionarios del gobierno expresaron molestia debido a que los brasileños permanecieron esposados después de que la aeronave realizó una escala no programada en Manaos, por problemas técnicos.
Un avión militar brasileño los llevó el sábado a su destino, la ciudad de Belo Horizonte en Minas Gerais.
Al día siguiente, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil dijo en un comunicado que buscaba respuestas de Washington con respecto al “trato degradante” de sus nacionales durante el vuelo. Citó “el uso de esposas y cadenas, y el mal estado del avión, cuyo sistema de aire acondicionado no servía, entre otros problemas”.
De momento se desconoce si los 88 deportados brasileños fueron detenidos durante el mandato de Trump o del expresidente Biden.
Se han realizado alrededor de 40 vuelos de deportación desde Estados Unidos a Brasil en los últimos tres años y el país no tiene deseos de interrumpirlos, según una fuente gubernamental al tanto del asunto, quien habló bajo condición de anonimato al no estar autorizada a tocar el tema públicamente.
Brasil ha permitido el uso de esposas en circunstancias excepcionales, pero no de manera indiscriminada y debe haber una evaluación de riesgo, dijo la fuente.
Las autoridades investigan cuántos de los deportados fueron esposados. Ha habido informes de pasajeros de que el aire acondicionado del avión sufrió problemas, provocando un calor intenso en la cabina, y tuvieron que salir por la puerta de emergencia al aterrizar en Manaos.
En cuanto al centro humanitario, Evaristo dijo que el objetivo era “garantizar que estos pasajeros tengan buenas condiciones de agua, comida e incluso temperatura, que creo que fue el aspecto más perjudicial” en el primer vuelo.
“No queremos provocar al gobierno estadounidense, pero es esencial que los brasileños deportados sean tratados con dignidad”, dijo el lunes el ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski.
-Con información de AP.