En momentos en que se requiere que el nuevo gobierno dé algunos resultados en sus primeros cien días, se retoma el ejemplo de la anterior administración con una retórica falsa, mentirosa e insulsa que solo causa hilaridad y decepción.
Anuncian diversos programas como el energético, el agrícola o el de vivienda, pero lejos de sus metas fantasiosas e irrealizables, solo se trata de una retahíla de buenos deseos, pero no se informa sobre el gasto que requieren para concretarlos y menos de dónde saldrá ese dinero.
La presidenta está ante la invaluable oportunidad de construir una nueva narrativa en torno a la gestión de una mujer como jefa del Ejecutivo federal; empero, escogió ser un mal remedo de su antecesor, ya que pretende sostener su gestión en las conferencias mañaneras y en cuestionables datos duros que sobre todo buscan defender la gestión fallida de López Obrador.
Se dejó crecer el poder de los criminales en todo el país y ahora que han cambiado la estrategia de “abrazos, no balazos”, pues los resultados son previsibles al recrudecerse la violencia en diversas entidades, y seguirá así por un buen tiempo hasta que Omar García Harfuch comience a dar buenos resultados.
Este punto de quiebre es de lo más notable que ha hecho la presidenta Claudia Sheinbaum, el de intentar revertir los índices delictivos y frenar a los grandes cárteles de la droga en su dominio de vastas regiones, con una nueva estrategia de seguridad que fue detallada en su momento por el exjefe de la policía capitalina y que se despliega en estos momentos.
El principal reclamo de la ciudadanía es precisamente la inseguridad pública, y en ello está apostando el nuevo gobierno buena parte de sus canicas.
La otra columna que es vital para mantener los niveles de aceptación de la ciudadanía en torno al nuevo gobierno, es el regalo del dinero público bajo el paraguas de la política social que fue implementada por AMLO y, en ese sentido, seguirá el esquema con la pretensión de crear y ampliar nuevos programas para que el universo de beneficiarios crezca, sin embargo, esto representa que, de forma paralela, el nuevo gobierno continúe endeudando al país y a las presentes y futuras generaciones, porque el déficit se debe cubrir con recursos frescos provenientes de algún lado y si, por el momento, no van a promover una reforma fiscal que les permita tener más recursos tributarios, pues el camino está claro.
Si con AMLO creció la deuda exponencialmente y de forma inédita, con Sheinbaum será mayor, no obstante el gran riesgo que ello representa.
Las paradojas del populismo; a mayor regalo del dinero público, mayor riesgo de una crisis económica de proporciones inimaginables.
En lugar de meter orden a las finanzas públicas y reducir el déficit fiscal, se va por la ruta del populismo sin considerar las graves consecuencias que ello representa.
Entre el endeble equilibrio de las finanzas públicas y el bodrio que significa la reforma judicial que aniquila al Poder Judicial, al orden constitucional, la democracia y la división de poderes, camina el nuevo gobierno como un malabarista que carece de red de protección.
Casi un mes en el poder y aunque ya vimos las primeras pinceladas en un lienzo maltrecho, se pueden vislumbrar, por lo menos de aquí a la revocación de mandato, malas noticias.
Con los mercados e inversionistas expectantes, tanto por estos primeros pasos del gobierno de la doctora, como por la elección presidencial en Estados Unidos, el gobierno mexicano da bandazos y se enreda entre las patas de sus primeros programas que de ninguna manera van a alcanzar las metas anunciadas, mientras no establezcan los programas mixtos de participación entre el gobierno y la iniciativa privada.
Hasta el momento solo ha quedado en el discurso ese nuevo amasiato con los privados, porque en la realidad, los están dejando afuera de todo, como en el ámbito energético, vivienda, agrícola y otros más en donde se requiere el capital privado.
No se trata de abrirle la puerta a los inversionistas per sé, sino que con su participación se fortalezca el círculo virtuoso de la productividad en donde todos ganan, empezando por los mexicanos que podrán tener acceso a nuevos empleos formales y bien remunerados y el gobierno que tendrá mejores niveles de ingresos con la recaudación tributaria.
Reza la conseja popular que “árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza”, y eso es precisamente lo que dejan ver las primeras decisiones de la presidenta.