No había hecho la conexión entre la toma de protesta de Trump y la película El aprendiz hasta que un ex negociador del T-MEC me lo recordó: “no solo hay que leer su biografía, sino ver esta historia que llevaron al cine”. Y vale la pena verla para entender las razones detrás de los modos con los que tomó protesta el lunes 20 de enero y la manera en la que plantó sus prioridades versus el resto del mundo (y de nosotros).
La película explica por qué el nuevo presidente estadounidense no es un bicho raro salido de la nada, un fenómeno mediático, sino que aplica en todo -negocios y política- el mismo machismo que en su vida privada.
El aprendiz muestra la personalidad de un treintañero que aprendió de un abogado de la mafia, John Cohn, cómo aprovechar grietas y fisuras para derribar barreras imposibles desde lo racional o peor aún, desde lo institucional. Es quien le enseñó el mantra ‘atacar, contraatacar y nunca disculparse’, algo que quedó grabado a fuego en la manera no solo de cómo opera Trump sino de hasta cómo posa para las fotografías.
¿Aplicará el 1 de febrero los aranceles de 25 por ciento a los productos mexicanos como amenazó este lunes? Si pasamos el anuncio por el ‘filtro Cohn’ posiblemente no.
Si recordamos lo que ocurrió en el sexenio anterior, cuando amanecimos el 20 de mayo de 2019 con el tuit de Trump anunciando 5 por ciento de aranceles a los productos mexicanos si no se resolvía la migración ilegal, pues tampoco. En aquel momento, bastó una semana de trabajos y promesas vinculadas con este tema por parte del canciller Marcelo Ebrard para que se olvidara esa amenaza de comercio bilateral. En ese momento había 346 mil 500 millones de artículos afectados por esta propuesta de la Casa Blanca.
¿Es el mismo Donald Trump de 2017 que el de 2025? Claro que no. El panorama dentro de su partido ha cambiado, sus aliados son nuevos, sus compromisos con el sector privado tienen otro tenor y el contexto mundial tampoco es similar. Los vecinos -nosotros y Canadá- tampoco somos los mismos y fundamentalmente, China tampoco es la misma.
Pero, como decía este ex negociador del T-MEC, “a Trump hay que leerlo con calma”.
Si una vez le funcionó tensar los cables del comercio bilateral, ¿por qué no usaría el mismo mecanismo ahora? Ataca, ataca, ataca… y algo ganarás.
En la película, su primera lección del abogado Cohn al joven empresario de bienes raíces fue: “no hay bien o mal, no hay verdad, todo es una construcción, una ficción. Nada importa, excepto ganar”. Creo que a Trump no solo hay que leerlo con calma sino también entender cuál es su escuela, sus metas y sus métodos.
“La verdad es maleable, la realidad se crea”, le diría Roy Cohn a Donald Trump. Aplicaba en los años 80… y esta semana.