Tiene poco más de una semana que comenzaron las campañas de las candidaturas a elección del Poder Judicial. Una situación que resulta inusual, sobre todo, cuando el principio de impartición de justicia es la imparcialidad.
¿Qué pueden prometer a sus posibles votantes quienes aspiran a un cargo judicial? Desde el primer día, las campañas a 881 posiciones judiciales muestran el despropósito de someter a los futuros jueces a hacer proselitismo público.
El voto popular ha sustituido el principio de selección por medio de evaluaciones serias, exámenes metodológicamente bien construidos, análisis de sus respectivas trayectorias ante comités de expertos independientes y reconocidos quienes evaluaban sus conocimientos y aptitudes para el cargo judicial que se busca ocupar.
Desde el primer día de arranque de las campañas, además de la frivolidad de varias personas candidatas que han optado por crear y publicar videos chistosos en TikTok; se han comparado con chicarrones y enseñado las piernas; están los actos de las tres actuales ministras de la Suprema Corte de la Justicia de la Nación (SCJN) que decidieron competir en las elecciones del próximo 1 de junio. Eventos en los cuales han forjado compromisos que terminan por tumbar la norma rectora de la actividad judicial.
Ellas, más que defender su autonomía – que debería ser un principio fundamental de la impartición de la justicia –, mostraron apoyo a grupos específicos y la cercanía al régimen gubernamental actual. Las tres, no solo han dado evidencia de su imparcialidad política en favor de Morena, sino que es algo que presumen como mérito para ocupar el cargo.
Loretta Ortiz, quien públicamente ha presumido su militancia en Morena como virtud judicial, inició su campaña en un acto multitudinario en las instalaciones del Sindicato Mexicano de Electricistas, al que acudieron sindicalistas y trabajadores de otras cooperativas. Ante dicho publico declaró que “existe el derecho humano a la energía eléctrica”, el cual va a defender hasta que se muera.
Por su parte, Yasmín Esquivel inició su campaña en Ecatepec en un acto con trabajadores del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Ella, luego del escándalo del plagio de sus tesis de licenciatura y doctorado, prometió que su “compromiso es claro, ni un paso atrás a la lucha contra la corrupción”.
Finalmente, Lenia Batres inició su campaña en un evento publico fuera de la SCJN con comerciantes de Tepito y militantes de Morena.
Luego de pronunciarse en favor de ciertos temas específicos, vale la pena preguntase: ¿cómo estas personas garantizarán imparcialidad cuando alguien se someta a su jurisdicción? Esta es otra de las razones por las que en las democracias no se eligen a los jueces.
Un juez tiene que estar abierto a los argumentos que se le presenten por las partes en un litigio y resolver a partir de un análisis de los mismos. Esto resulta imposible cuando, para poder llegar al cargo, están obligados a expresar su respaldo a ciertos grupos e intereses y, por lo tanto, prejuzgar.
Tomando esto último en cuenta, el Instituto Nacional Electoral (INE) limitó las campañas del Poder Judicial a tres cosas: volanteo con papel biodegradable en la vía pública, uso de redes sociales digitales sin pauta y asistir a debates mientras se respete el principio de equidad; es decir, siempre y cuando estén presentes todas las y los contendientes a un mismo cargo. Algo sumamente difícil de lograr tomando en cuenta que, para estas elecciones, van a contender 3 mil 423 personas.
La mayoría de las y los aspirantes optarán por centrarse en hacer campaña en redes sociales. Se les podrá ver con camisas de colores según la boleta en la que aparecerán y, seguramente, reduciendo su nombre, trayectoria y propuestas al número en el que aparecerán en la boleta.
Un completo despropósito.
X: @marlenemizrahi