El domingo pasado iniciaron las campañas con un universo final de 3 mil 427 candidaturas, depurado con esfuerzo y eficacia por la Secretaría Ejecutiva del INE, pese a los múltiples errores de los comités de evaluación y del Senado. Están en juego 881 cargos federales que serán elegidos por un universo potencial de 99.4 millones de personas inscritas en los listados nominales, que podrán acudir a cerca de 84 mil casillas a ejercer su derecho de voto, en las elecciones más controvertidas en la historia política de México. Son campañas sin campaña, sin mítines y con un proselitismo disminuido, simplemente son diferentes a las tradicionales.
En el ámbito local serán 19 entidades federativas con elecciones concurrentes: Aguascalientes, Baja California, Chihuahua, CDMX, Coahuila, Colima, Durango, Estado de México, Michoacán, Nayarit, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán y Zacatecas.
Se trata de campañas en las que, de acuerdo con la letra de la ley, no habrá dinero ni privado ni público, solo un universo de recursos personales de las candidaturas, que están topados y deberán fiscalizarse por el INE. No obstante, podrán promocionarse en redes sociales sin contratar ampliación de mensajes, distribuir propaganda impresa en materiales biodegradables, participar en entrevistas no pagadas y asistir a debates convocados por medios de comunicación, instituciones académicas y organizaciones sociales. Adicionalmente, la autoridad promoverá la elección en radio y televisión, pero no aparecerán las candidaturas en lo particular.
El Instituto Nacional Electoral tiene, a disposición de las candidaturas, el micrositio “CONÓCELES, PRACTICA, UBICA”, que presenta información de las candidaturas que subieron sus hojas de vida y, también servirá para que las y los electores realicen ejercicios para aprender el uso de las boletas electorales y localizar la casilla que les corresponde. Veremos cuál es la creatividad de los aspirantes para darse a conocer, convencer al electorado y lograr la mayoría de los votos.
Varios aspectos lastiman severamente la credibilidad de estos procesos electorales. Veamos algunos: en las elecciones locales hay casos que son inaceptables, el más grave está en Durango, donde para 49 cargos en disputa, los Comités de Evaluación presentaron 49 candidaturas, una por cargo, es decir, se arrogaron ilegalmente, por la vía de los hechos, la imposición de personas juzgadoras, pues ahí no habrá competencia, no habrá elección, es una designación previa que se formalizará con una elección simulada. En Aguascalientes se elegirán 65 cargos y fueron postuladas 102 candidaturas, pero en múltiples casos hay candidaturas únicas, un ejemplo está en el Tribunal de Disciplina Judicial Local, que se integrará con cinco miembros y solo hay seis candidaturas, tres mujeres que entrarán con el voto de ellas mismas y de los tres hombres candidatos solo uno quedará fuera. Otra vez, una simulación.
En el ámbito federal inician las contiendas que ya registraron actos anticipados de campaña que generan inequidad entre los contendientes con la complacencia de las autoridades. El INE se acerca a la desembocadura de una elección inédita, donde solo la experiencia de su Servicio Profesional Electoral y de su rama administrativa podrá sacarlo adelante, aunque carece de un mapa de riesgos, sobre todo, ante el flagelo de la inseguridad que prevalece en muchas regiones del país. De nuevo mi conclusión: después del 1º de junio los poderes judiciales, federal y locales, ya no ejercerán la función de contrapeso y equilibrio que les asigna la Constitución, el apoyo del oficialismo que se verá en las campañas cobrará lealtad y disciplina a muchas de las personas juzgadoras que saldrán de esos procesos.