Desde que Justin Trudeau comenzó a palidecer como líder político, Canadá entró en un laberinto del cual aún está lejos de salir. A pesar de que ya se aclaró quién liderará a los liberales, tras el arrollador triunfo de Mark Carney, aún estamos ante la impaciente espera de una inevitable elección cuyos resultados podrían llevar al país de la hoja de maple hacia dos destinos completamente opuestos.
Carney sustituye a Trudeau como primer ministro después de que éste se viera obligado a renunciar el pasado 6 de enero tras hilar una serie de sucesos en su contra, que lo fueron acorralando hacia el ostracismo, después de 9 años de gobernar una de las principales potencias económicas del mundo.
Fue perdiendo popularidad rápidamente en los últimos meses, entre otras cosas, porque se enemistó con su popular ministra de Finanzas, Chrystia Freeland. De hecho, compitió por el liderazgo liberal, quedando en un decepcionante lejano segundo lugar. Al mismo tiempo, sus decisiones generaron una división al interior de su partido, que finalmente forzaron su renuncia.
Pero sin lugar a dudas, lo que dejó a Trudeau en la lona fue el regreso de Trump al poder. El magnate neoyorquino trajo consigo un halo de destructiva hiperactividad, que paradójicamente eclipsó a un mucho más joven, pero deteriorado primer ministro canadiense, que en sus últimas semanas fue una de las piñatas favoritas de Donald Trump, a quien terminó llamándolo, simplemente, “gobernador”.
Pero, ¿quién es Carney? Este hombre que arrasó con el 85.9% de los votos emitidos por los miembros del Partido Liberal, logrando cohesionar y generar nuevamente unidad interna.
Mark Joseph Carney nació en Fort Smith el 16 de marzo de 1965, y sus padres fueron profesores. Tiene tres nacionalidades: canadiense, irlandesa y británica; no obstante, renunciará a estas dos últimas para definirse 100% canadiense a partir de su nuevo cargo.
Ha sido versátil en cuanto a sus pasados puestos de trabajo. Es la primera persona en liderar dos bancos centrales de países distintos. Lo fue como gobernador del Banco de Canadá, pero también del Banco de Inglaterra. También trabajó para Goldman Sachs durante 13 años en Nueva York, Londres y Tokio.
Y fue presidente del Consejo de Estabilidad Financiera, que coordina la labor de las autoridades reguladoras de todo el mundo; esta responsabilidad coincidió con la primera presidencia de Donald Trump. Estudió economía en la Universidad de Harvard.
No obstante, y a pesar de su gran carisma y de ser un gran gestor en materia de crisis económicas y financieras, tiene una debilidad: carece de experiencia política; nunca ha sido legislador ni ha ocupado algún cargo gubernamental en Canadá. Digamos que su perfil empresarial dictará sus políticas gubernamentales y, sobre esa base, actuará para driblar los obstáculos que está por enfrentar.
Pero Carney enfrentará en próximas elecciones a un durísimo rival conservador llamado Pierre Poilievre. Existen dos fechas posibles; la primera opción es celebrarlas el 20 de octubre, y la segunda es adelantarlas en caso de que fructifique una nueva moción de censura que propondrían los conservadores, una idea que ya se ve lejana.
Pero, ¿quién es Poilievre? Este hombre nació en Calgary el 3 de junio de 1979 y, a diferencia de Carney, es miembro de la Cámara de los Comunes desde 2008. Estudió relaciones internacionales en la Universidad de Calgary. En 2022 se postuló para liderar el Partido Conservador, el cual ganó desde la primera votación. Dentro de sus primeras experiencias laborales, fundó una empresa que ofrecía servicios de investigación, encuestas y comunicación política.
No obstante, para México, este es un político al que hay que seguirle la pista de forma directa. No solo porque superaba a Trudeau en las encuestas por 20 puntos, sino porque Poilievre ha declarado sus deseos de excluir a México del T-MEC. En 2026 será revisado en su integridad.
Se ha ganado el mote de ser el “Trump canadiense”, ya que existen coincidencias como su boicot a los medios, posturas antivacunas y el negacionismo al cambio climático.
Para ambos canadienses, la agenda será dictada a partir de lo que suceda con su incómodo homólogo del sur, Donald Trump: “Estados Unidos no es Canadá. Y Canadá nunca, jamás, formará parte de Estados Unidos de ninguna manera o forma”, sentenció Carney después de reconocer su triunfo. Mientras tanto, es de esperarse a quién apoyará Trump, y así continuar su búsqueda de alinear a una América del Norte a su antojo.