En el papel, Morena tiene todo para arrasar en 2027 en CDMX y Jalisco, y por ello cosechar, tres años después, una Jefatura de Gobierno más en la capital y la primera gubernatura guinda en el importante estado del occidente del país. ¿Qué amenaza esa ruta?
Movimiento Ciudadano enfrenta un enorme reto si de retener Jalisco se trata. Más bien, dos, uno interno y uno externo. El primero ya provocó que Pablo Lemus cumpla hoy sus primeros seis meses de gobierno tiznado por escándalos de la inseguridad estructural en su estado.
Para donde se mueva, Lemus se encuentra en un dilema: le caerán costos asociados al alfarismo, mas ya descubrió que no puede prescindir del alfarismo (o no aún). Como Morena en otra escala, MC tiene que descubrir con qué se come eso de continuidad con cambio.
Algunos eventos de la semana pasada son típicos al respecto: en Teocaltiche fue asesinado el secretario municipal (de extracción priista) y antier en Teuchitlán fue detenido el titular del ayuntamiento, correligionario de Pablo.
Lemus no escapa al reclamo: ha de responder por la descomposición que viene de años atrás en Teocaltiche y otras regiones, y –si no es un chivo expiatorio, pues ya se sabe cómo se las gasta la FGR– por el emecista ahora detenido en Teuchitlán. Es su herencia.
Así, la tentación de culpar al sexenio anterior será permanente, pero los costos –deslindarse del grupo que tiene la capital con Verónica Delgadillo y el liderazgo en el Senado en Clemente Castañeda, así como abollar la marca emecista– no son triviales.
Al mismo tiempo no está fácil que culpe a la Federación, que en buena medida fue omisa en cuanto a crimen organizado, porque le llevaría a enfrentarse a la presidenta y a su poderoso secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, al que necesita sí o sí de su lado.
El reto externo que debilitaría a los naranjas en Jalisco en los comicios venideros lo constituye la incógnita sobre el castigo que Movimiento Ciudadano recibiría en Nuevo León en 2027 por su frívolo gobernador, y el aún no consolidado liderazgo de Jorge Álvarez Máynez.
¿La oportunidad de Lemus? Que Morena en Jalisco es una irreductible olla de grillos, facciones que se canibalizan al punto que el partido Verde prefiere, fiel a su estilo, negociar con el poder en turno. Si Morena sigue en la grilla y MC se mantiene unido…
En la capital del país el panorama para Morena es muy distinto: hay una jefa de Gobierno que no tiene aún una marca distintiva, ni fuera del partido a su némesis, y que encima carece de la identificación, y por ende del impulso, que Claudia gozó siempre con AMLO.
Como jefa de Gobierno, Sheinbaum tuvo en el presidente su principal impulsor, pero de cualquier manera partido y gobierno construyeron el espantapájaros que les ayudó a cosechar ventajas: designar al PAN como ‘cártel inmobiliario’ fue un ariete político/jurídico eficaz.
La respuesta del PAN, e incluso del PRI, confirmó aquello de que “lo que resiste apoya”: se creó la narrativa de una pugna real y los alcaldes tuvieron hasta choques callejeros con la administración de Morena. Hoy Clara Brugada carece de adversario local a modo.
¿Morena fabricará una detención espectacular de alguien como la exalcaldesa Sandra Cuevas para denostar la “corrupción de los opositores”? (Sobra decir que ese personaje sería más de Ricardo Monreal que de la oposición, pero ustedes me entienden).
A Cuevas se le investigó cuando Sheinbaum, pero la entonces jefa de Gobierno prefirió no impulsar decididamente las pesquisas o las últimas consecuencias de las mismas. En todo caso, Brugada necesita molinos de viento para que la base la vea “defender” el bastión.
Una creíble imagen como férrea defensora del obradorismo ante la oposición aumentará las posibilidades de su partido, y de su facción, en las intermedias de 2027, y si tales resultados se materializan, la inclusión de Clara entre las nuevas corcholatas presidenciales.
Clara, al igual que Lemus, acarrea los costos de gobernantes de su mismo partido a los que no podrá culpar del estado en que le dejaron la administración. Además, sobrará quien busque tripularle el partido a nivel capitalino para acotarla/desgastarla desde adentro. Así se llevan.
Y nadie puede descartar que un perfil como el de Alessandra Rojo de la Vega crezca lo suficiente desde la alcaldía Cuauhtémoc para en cinco años amenazar, aprovechando cansancio ciudadano ante los morenistas y las pugnas de estos, la hegemonía guinda en la CDMX.
No falta mucho para las elecciones, y para los incumbent en entidades clave como Ciudad de México y Jalisco las cosas no pintan sencillas sino todo lo contrario, porque en el papel las encuestas pueden decir una cosa, pero falta el árido tiempo de gobernar, con todos sus costos.