En Sinaloa, la Semana Santa se vive con una riqueza cultural única, especialmente en comunidades como Mochicauhi en el municipio de El Fuerte, San Miguel Zapotitlán en Ahome y San Francisco de Tacuichamona en Culiacán.
Estas localidades, junto con otras de la región, se convierten en epicentros de las tradiciones indígenas Yoreme, donde miles de personas se congregan para presenciar rituales que combinan elementos religiosos con expresiones ancestrales.
Entre danzas pascolas, la persecución de judíos y fariseos, y el inconfundible aroma del caldo guacavaqui, estas celebraciones reflejan casi 500 años de historia.
Los 28 centros ceremoniales ubicados en seis municipios de Sinaloa reviven la pasión de Cristo a través de oraciones, cantos y bailes tradicionales, realizados descalzos y con vestimentas decoradas con máscaras, collares y tenábaris.
Preservación de tradiciones y apoyo gubernamental
El gobierno del estado ha implementado programas para preservar las tradiciones y fortalecer las comunidades indígenas.
Entre estas acciones destacan los apoyos para la conservación de la lengua materna y la certeza jurídica en las propiedades de las familias indígenas, beneficiando a más de 2,800 personas en municipios como Choix y El Fuerte.
Además, se promueve la educación a través de la Universidad Indígena Autónoma de México (UAIM), con sede en Los Mochis, y la reciente construcción de una extensión en Villa Juárez, Navolato, anunciada por el gobernador Rocha Moya.
Tacuichamona: historia, leyendas y turismo
En el centro del estado, San Francisco de Tacuichamona, un Pueblo Señorial, destaca por su celebración de Semana Santa, vigente desde 1624.
Este poblado no solo preserva tradiciones religiosas y ancestrales, sino que también cautiva con petroglifos y leyendas que revelan el alto grado cultural de sus antepasados.
Las piedras grabadas, bañadas por las aguas del río San Lorenzo, son un atractivo turístico e histórico que conecta con las raíces de la región. Además, se mantienen vivas recetas culinarias tradicionales, como guisos a base de pescado seco, lentejas y quelites, que dan testimonio de la riqueza cultural de este pueblo.
Sinaloa, con su fusión de fe cristiana e identidad indígena, sigue siendo un bastión de tradiciones que trascienden generaciones y enriquecen el patrimonio cultural de México.