En México, las pequeñas y medianas empresas (Pymes) son el motor que impulsa el desarrollo local y la innovación. Datos del INEGI revelan que emplean a 27 millones de personas y representan el 68.4% del total de personas que trabajan en el sector empresarial, generando el 52% de los ingresos a nivel nacional. Pese a su relevancia, muchas de ellas aún operan con acceso limitado a herramientas digitales, financiamiento e infraestructura tecnológica.
En América Latina –incluido México– y Estados Unidos, existen más de 12 millones de comercios minoristas tradicionales que generan 362 mil millones de dólares en ventas anuales entre empresas y consumidores (B2C). De ese total, el 43% aún se realiza en efectivo. Así lo detalla el informe Transformando los pagos: soluciones digitales para el comercio tradicional en la industria de CPG, elaborado por Mastercard en colaboración con Payments and Commerce Market Intelligence (PCMI). En el ámbito del comercio entre empresas (B2B), el 90% de las ventas entre pequeños minoristas y sus proveedores todavía se efectúan a través de métodos no digitales, lo que abre la puerta a una modernización que podría impactar positivamente en más de 293 mil millones de dólares.
En total, existe un potencial de digitalización cercano a los 448 mil millones de dólares, listo para ser aprovechado a través de soluciones innovadoras, accesibles y centradas en el pequeño comercio. Acelerar su digitalización e inclusión financiera permite garantizar su crecimiento sostenible en una economía cada vez más conectada.
La buena noticia es que en México ya vemos avances concretos. La industria de bienes de consumo envasados (CPG, por sus siglas en inglés) está implementando plataformas digitales que permiten a los pequeños comercios realizar pedidos en línea de manera más eficiente. Además, tecnologías como el comercio conversacional, por ejemplo, –a través de aplicaciones como WhatsApp– facilitan pedidos, brindan soporte y fortalecen la fidelización de clientes.
Junto con estas herramientas, México también ha dado pasos firmes en la implementación de tecnologías que están impulsando tanto la digitalización como la inclusión financiera: los pagos sin contacto y la solución Tap On Phone, tecnología que permite que cualquier Pyme convierta su teléfono o tableta Android en una terminal punto de venta, sin necesidad de un hardware adicional. Lanzada a inicios de año en México, esta solución ha demostrado ser una herramienta poderosa para reducir costos, simplificar operaciones y aumentar la aceptación de pagos digitales.
Hoy, los pagos sin contacto representan cerca del 65% de las transacciones en la región de América Latina y el Caribe. En nuestro país, su adopción en el transporte público –Metrobús, Metro, Qrobús y Mexicable– ha sido un caso de éxito, posible gracias a la colaboración público-privada. Esta infraestructura no solo ha mejorado la experiencia de pago de millones de usuarios, sino que genera un “efecto halo”: quienes usan pagos sin contacto en el transporte tienden a preferirlos también en comercios cercanos, como cafeterías, supermercados y farmacias.
Para seguir impulsando esta transformación, el estudio propone cinco líneas estratégicas de acción: construir una infraestructura tecnológica escalable, promover activamente la inclusión financiera, fortalecer las capacidades digitales a través de capacitación, establecer alianzas personalizadas con minoristas y fomentar colaboraciones estratégicas dentro del ecosistema.
En Mastercard sabemos que detrás de cada Pyme hay una historia y una comunidad que apuesta por salir adelante y creemos que apoyar su digitalización es contribuir a mejores oportunidades y mayor estabilidad. Promover su inclusión financiera y fortalecer sus capacidades tecnológicas no solo potencia su crecimiento, sino que también contribuye a una economía más equitativa, resiliente y competitiva para todos. Por eso, trabajamos para que cada paso hacia el crecimiento digital también sea un paso hacia una vida mejor para más personas.