Frente a las imposiciones de Trump por la fuerza, no todos los países han respondido con argumentos, dignidad y valentía
Con su acostumbrada arrogancia, ignorancia y furia, Donald Trump desoyó al mundo entero y arremetió, como bien ha dicho el presidente español Pedro Sánchez, contra todo y contra todos.
A partir de abril, los países que exportan bienes a Estados Unidos tendrán que pagar un arancel porque a Trump se le dio la gana. No importa si son países económicamente poderosos como Japón o en crisis como Malasia; aliados como la Unión Europea o adversarios como China.
Entre los pocos países que hasta ahora han podido evitar el golpe masivo están México y Canadá, aunque sus exportaciones de acero y aluminio sí serán castigadas y todavía no sabemos a cuántos más productos les cargarán aranceles injustificados.
China, uno de los países más perjudicados, ha respondido ya con aranceles recíprocos del 84% a los productos estadounidenses y la Unión Europea lo hará a su debido tiempo.
Canadá también ha anunciado que responderá golpe por golpe, mientras que México concede y recula en parte porque Sheibaum ha cedido a todas las demandas que Trump le exigió: reforzar la frontera, admitir no nacionales deportados, militarizar el combate a los narcos y quedarse calladita, aunque no le guste lo que está sucediendo.
Lo increíble es que la presidenta no admita públicamente que ha sido la visión del presidente Carlos Salinas de crear el Tratado de Libre Comercio, reconvertido ahora en T-MEC, la que ha salvado a México de las agresiones trumpianas.
Para entender esta omisión, le pedí su opinión a dos expertos en el tema. Para Michael Shifter, expresidente del Diálogo Interamericano, “no hay duda de que México evitó la reciente ronda de aranceles anunciada por el presidente Trump debido a su cumplimiento de las disposiciones del T-MEC. Aunque por razones políticas, es difícil imaginar que la presidenta Sheinbaum reconozca los esfuerzos del expresidente Salinas de Gortari, quien firmó el TLCAN en 1992 que fue renegociado y evolucionó hasta convertirse en el T-MEC en 2020”.
Para el economista mexicano, Luis de la Calle, es evidente que Sheinbaum “reivindica la visión de Salinas al defender el T-MEC. Es más, la integración con EU ha sido el principal motor de la economía en 30 años. La reducción de la pobreza se debe mucho más al incremento en empleo y en salarios medios reales previo al sexenio de López Obrador que a remesas, programas sociales o salario mínimo”.
Canadá, por su parte, ha sido mucho menos sumisa que México y ha prometido responder con reciprocidad. Mientras tanto, las políticas de Trump han tenido serias repercusiones en el país: Wall Street sufrió su peor jornada en 5 años, y los mercados bursátiles mundiales cayeron.
Los precios de las mercancías en los mercados nacionales han subido; hay pánico por los anunciados recortes drásticos de Trump a los programas de atención médica, al seguro social y a la educación. El desempleo en la clase media en Estados Unidos ha aumentado considerablemente con el despido de más de 120 mil empleados federales.
El cese del general Timothy D. Haugh, jefe de la Agencia de Seguridad Nacional y del Comando Cibernético de Estados Unidos, ha puesto en peligro la seguridad nacional justo cuando se enfrenta a los ataques más sofisticados y sostenidos en la historia de la nación.
Afortunadamente, la ciudadanía empieza a despabilarse y el sábado pasado hubo más de mil 200 manifestaciones por todo el país en repudio a las irracionales políticas de Donald Trump.
Yo creo que el crecimiento del libre comercio es inevitable y que el resto del mundo encontrará la manera de mantenerse vivo sin Estados Unidos y que, a pesar de Trump, las barreras al libre comercio seguirán cayendo.