Si no ocurre un cambio de última hora, mañana será el primer día desde que entró en vigor el TLCAN, hace poco más de 31 años, en el que las exportaciones mexicanas a Estados Unidos pagarán arancel.
Hace un mes estuvimos a punto de llegar a esa condición, pero una conversación telefónica de la presidenta Sheinbaum y el presidente Trump permitió una pausa de un mes.
Sheinbaum dijo lo siguiente en la conferencia mañanera del lunes 24 de febrero:
“Estamos teniendo estas conversaciones… esperamos que esta misma semana, porque es el lunes (la fecha límite), (por lo que) este viernes necesitaríamos estar llegando ya a acuerdos importantes. Estaría, si es necesario, buscando otra llamada por teléfono con el presidente Trump, lo que haga falta”.
Llegó el viernes y no se anunció ningún acuerdo. Y hasta ahora, tampoco se ha informado de la programación de alguna conversación telefónica de Sheinbaum con Trump.
No hubo ninguna comunicación de los funcionarios mexicanos que estuvieron en Washington que sugiriera un acuerdo próximo y en cambio, sí el señalamiento de Howard Lutnick, secretario de Comercio del gobierno de Estados Unidos, en una entrevista ayer en la cadena Fox News:
“Ellos (México y Canadá) han hecho bastante. Y en este momento (Trump) está pensando en cómo quiere jugar con México y Canadá. Y esa es una situación fluida. El martes habrá aranceles para México y Canadá y vamos a dejar que el presidente y su equipo negocien exactamente cuáles son éstos”.
“Tanto México como Canadá han hecho un trabajo razonable en la frontera. Ambos están trabajando duro en la frontera. Hemos tenido el menor número de cruces fronterizos más bajo de la historia, bajo el gobierno de Donald Trump, gracias a su capacidad para negociar con Canadá y México”.
Así que todo indica que habrá aranceles, pero también se ha abierto la puerta para que éstos no sean generalizados y quizás tampoco de 25 por ciento.
El impacto económico y financiero que puedan tener dependerá tanto de su alcance y magnitud, como de la perspectiva que se establezca.
Será muy diferente el golpe si afecta, digamos al 20 o 30 por ciento de las exportaciones totales y son del 10 por ciento, que si tiene un alcance para el 75 por ciento y la tasa es de 20 por ciento.
También será relevante si se define algún calendario para su revisión o si se aplican de manera indefinida.
Esos elementos serán determinantes igualmente para definir la respuesta que dará México.
Una posibilidad es que aplique de manera inmediata aranceles en represalia a un conjunto de productos que impacten políticamente en Estados Unidos, pero que pesen lo menos posible en la inflación doméstica.
Por ejemplo, sería impensable un arancel al maíz, que tendría fuerte impacto en los precios.
Otra opción sería continuar negociando y aplicar los aranceles en represalia solo si no hay señales de avance en las conversaciones que se establezcan.
Sea cual sea la determinación que tome el gobierno de Trump, no terminará la incertidumbre el día de hoy o mañana.
Seguramente seguiremos con más preguntas que respuestas respecto a lo que debemos esperar en materia comercial para este año, probablemente incluyendo una revisión anticipada del TMEC.
Por lo pronto, veremos si en las próximas horas o mañana temprano Trump hace oficial el tan esperado anuncio.