En un país donde la conversación sobre innovación suele quedarse en el discurso, resulta refrescante encontrar una visión estratégica, realista y articulada sobre cómo detonar ciencia útil hecha en México. Esa visión la tiene Diego Ocampo Gutiérrez de Velasco, quien en entrevista con quien esto escribe, comparte un enfoque integral sobre el futuro de la innovación farmacéutica en nuestro país.
Ocampo plantea que México no puede conformarse con ser maquilador de medicamentos o dispositivos médicos. La coyuntura internacional —desde el nearshoring hasta la presión por relocalizar manufactura estratégica— abre una ventana única para construir capacidades propias. Para ello, se necesita algo más que voluntad: se necesita articulación.
Uno de los grandes vacíos en el ecosistema nacional es lo que se conoce como “el valle de la muerte”: el espacio donde miles de investigaciones se quedan atrapadas en tesis, papers o patentes sin llegar jamás al mercado. Para Ocampo, el papel de Fundación para la Innovación y Calidad en la Industria Farmacéutica (Fundación INCIDE) es precisamente cerrar esa brecha.
La clave está en fortalecer los esquemas de vinculación universidad-industria-gobierno.
En particular, Ocampo apuesta por los llamados “retos industriales”: desafíos reales que la industria lanza a centros de conocimiento, universidades y startups para que propongan soluciones tecnológicas viables. Esta metodología ya ha sido probada con éxito en estados como Jalisco y Nuevo León, y busca escalarse a entidades como CDMX, Veracruz y el Estado de México.
La innovación con propósito también requiere de un marco legal que incentive su adopción. Ocampo destaca el potencial de la nueva Ley de Adquisiciones y su Artículo 35, fracción VI, que permite contratos marco con proveedores innovadores. Esto permitiría que el Estado no solo sea comprador, sino socio en desarrollos estratégicos. “Si el gobierno invierte en fases tempranas, también debe comprometerse a adquirir productos útiles, bien evaluados y eficaces”, sostiene.
Asimismo, propone aprovechar instrumentos ya existentes como el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) y su Oficina de Transferencia de Tecnología, para evitar que las patentes se queden en el papel. En su visión, deben convertirse en productos reales, escalables y sostenibles que generen impacto en salud pública.
Otra pieza clave en esta estrategia es el Booster & Demo Day, un programa de Fundación INCIDE que ha logrado vincular a más de 40 proyectos de salud con laboratorios, fondos de inversión y corporativos. “Muchos emprendedores tienen ideas valiosas, pero desconocen el camino regulatorio, de inversión o escalamiento. El Demo Day busca darles ese impulso profesional”, explica.
El objetivo es crear una nueva cantera de empresas emergentes que alimenten el ecosistema farma nacional. Pero no cualquier empresa: se trata de startups que entienden el valor de la colaboración, la calidad y el cumplimiento normativo como herramientas de competitividad.
Uno de los mensajes más potentes de Ocampo tiene que ver con la cultura institucional. Desde su formación en Japón, adoptó una lógica de colaboración entre universidades, donde se comparten equipos, líneas de investigación y soluciones. Ese modelo —dice— puede ser replicado en México. “La innovación abierta es el camino. Es momento de dejar atrás las rivalidades y empezar a sumar capacidades”, afirma.
Para ello, plantea que Fundación INCIDE se convierta en un nodo de articulación nacional, capaz de ordenar el ecosistema y reducir la dispersión de esfuerzos. Su propuesta es concreta: identificar actores clave, establecer mecanismos de cooperación y generar estructuras que den certidumbre técnica y financiera a los desarrollos.
Más allá de los cargos —Ocampo preside también las comisiones de I+D de Canifarma y Anafam— lo importante es su visión: apostar por la ciencia útil, centrada en el paciente, con base en datos, y con políticas que fortalezcan el desarrollo local. Su mensaje final es claro: “En México ya se innova. Tal vez no en los volúmenes deseados, pero sí con calidad y compromiso. Lo que falta es confianza y estructura”.
El contexto no es menor: hace unos días, Ocampo asumió la Presidencia de Fundación INCIDE. Se trata de una señal de cambio, pero también de continuidad con visión de futuro. Este relevo generacional —mesurado, informado y estratégico— es justo lo que el sector farmacéutico necesita para dar el salto del potencial a la ejecución.
Sala de Urgencias
Ver para creer. La señora Graciela Castillo Espinosa, de 79 años y residente del Estado de México, fue diagnosticada con cataratas en ambos ojos hace cuatro años. Desde entonces, su visión se ha deteriorado casi por completo. Aunque es derechohabiente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), no ha podido acceder a la cirugía dentro de esta institución. Ante la falta de respuesta, sus hijos consideraron como alternativa el programa de cirugía gratuita de cataratas “Ver por México”. Sin embargo, al acudir recientemente a una valoración médica en la Escuela de Enfermería del Hospital Magdalena de las Salinas, se les informó que, por estar afiliada al IMSS, la señora Graciela debe operarse dentro del propio instituto o cubrir el costo de la cirugía, aun cuando el programa se ha presentado por la presidenta Claudia Sheinbaum como gratuito. ¿Quién puede ayudar a canalizar correctamente a esta paciente para que recupere la vista lo antes posible?