La reciente aplicación de aranceles por parte de EE.UU. hacia México —un episodio que ya hemos vivido en la historia reciente— ha generado incertidumbre económica y afectado la percepción del riesgo entre inversionistas. En un contexto de interdependencia comercial y mercados financieros globalizados, estas medidas no solo impactan el comercio bilateral, sino también la volatilidad de los mercados y la estrategia de empresas ligadas al mercado internacional de importación y exportación.
El primer impacto directo de los aranceles es el incremento en la volatilidad del mercado. La incertidumbre sobre el futuro del comercio bilateral tiende a generar fluctuaciones en el IPC de las bolsas del país, reflejando la preocupación de los inversionistas ante posibles afectaciones en la rentabilidad de las empresas. En el periodo 2018-2019, cuando la imposición de aranceles al acero y aluminio mexicanos generó caídas en los precios de acciones de empresas del sector manufacturero y de construcción en la BMV. De acuerdo con el reporte del IMCO: El impacto potencial de los aranceles al acero y aluminio, estas medidas afectaron el 4.7% del total de exportaciones mexicanas, lo que representó un impacto significativo en la industria siderúrgica y manufacturera.
Aunque la inversión extranjera directa en México creció en algunos sectores en los primeros 9 meses de 2019, otros segmentos no corrieron con la misma suerte. El sector siderúrgico y manufacturero experimentó reducciones en inversión y empleo debido a los aranceles impuestos por EU. La Canacero reportó que el 75% de las exportaciones de acero mexicano, valuadas en 2,100 millones de dólares, se vieron afectadas, lo que generó una reducción en la inversión y en la generación de empleo en el sector.
Estos antecedentes resaltan la importancia de analizar el impacto de los aranceles en cada industria, ya que sus efectos pueden diferir significativamente y generar consecuencias negativas en distintas áreas de la economía. Para las industrias más expuestas a las fluctuaciones en el tipo de cambio, es clave recordar que, en entornos de mayor percepción de riesgo, algunos inversionistas optan por retirar su capital de activos mexicanos, revaluando al dólar y devaluando al peso.
En este contexto, las previsiones de crecimiento económico de México para 2025 han sido ajustadas a la baja por diversos analistas e instituciones financieras. De acuerdo con el último Informe Trimestral del Banco de México, el organismo redujo su pronóstico de crecimiento del PIB para 2025 a 0.6%, desde una estimación previa de 1.2%. Esta revisión a la baja también complica las condiciones de financiamiento en el mercado, lo que impacta la valuación de las empresas listadas en bolsa y el acceso a nuevas fuentes de financiamiento en el mediano plazo.
Para enfrentar este entorno adverso, las empresas nacionales deben aplicar estrategias de mitigación. La diversificación de mercados debe convertirse en una prioridad, buscando reducir la dependencia de EE.UU. mediante la expansión de exportaciones a otras regiones como Europa, Asia y Latinoamérica. Adicionalmente, la utilización de coberturas cambiarias y de precios ha cobrado relevancia como una medida para protegerse ante fluctuaciones en el tipo de cambio y los costos de insumos. Asimismo, algunas empresas han iniciado la reconfiguración de sus cadenas de suministro, evaluando proveedores alternativos y ajustando su estructura operativa para reducir el impacto de los aranceles.
El impacto de las políticas comerciales de EU en el entorno empresarial y bursátil, es innegable. Sin embargo, en el Comité de Intermediación Financiera y Bursátil del IMEF, estamos convencidos de que con una planeación estratégica y un enfoque de largo plazo, tanto empresas como inversionistas pueden mitigar los riesgos y aprovechar las oportunidades que surjan en este nuevo entorno económico. La clave estará en la adaptabilidad y en la capacidad de anticipar los cambios en las condiciones del mercado, así como en la correcta evaluación de riesgos y oportunidades en sectores clave.