En los últimos meses, los pronósticos del crecimiento se han modificado entre el lento crecimiento y una posible caída de la economía mexicana. Lo que es un hecho es que ante la incertidumbre debería convocarse a un diálogo nacional de cómo reconstruir las capacidades productivas del país para lograr un mayor crecimiento de calidad. El último trienio de fuerte crecimiento de la economía se dio entre 1996 y 1998, un trienio que registró una expansión de 6.5 por ciento, posteriormente los crecimientos han sido bajos, con un pico al finalizar la pandemia en 2021 de 8 por ciento, posteriormente hemos vuelto al lento crecimiento, en tanto la población se ha seguido expandiendo en forma sostenida alcanzando los 132 millones de habitantes. Requerimos repensar el diálogo en términos de cómo alcanzar el bienestar aceptable para las mayorías, de cómo reconstruir la economía para reducir el 54.2 de informalidad laboral. La tarea que enfrentamos es complicada, no tenemos un gran impulso para crecer y estamos en espera de lo que suceda con el tratado de libre comercio. Desde luego que es necesario renegociar en los mejores términos el tratado de libre comercio, pero eso no será suficiente para alcanzar un mayor crecimiento de calidad en los próximos seis años.
Un elemento de desgaste en este proceso ha sido la falta de grandes proyectos del sector público y del sector privado para acometer el crecimiento, es decir reconfigurar el aparato productivo hacia una visión más integrada del desarrollo. El sector privado se requiere comprometer con una visión más dinámica del desarrollo, no sólo esperar lo que provenga de la renegociación del tratado de libre comercio, reconociendo de que es estratégico para mantener la planta productiva actual.
Sin embargo, necesitamos un recambio estructural, requerimos comprometernos con nuevas áreas de desarrollo que no dependan directamente de lo que acontezca con la renegociación. Una gran oportunidad sería desarrollar áreas estratégicas para el bienestar de la población, como es el de la salud en este sentido convertir a México en gran productor de vacunas, dispositivos médicos y de medicamentos, es decir áreas que no requieran de lo que acontezca en el exterior. Si el sector privado se pudiera comprometer con estas industrias, sería estratégico, porque podemos exportar estos productos a todo el mundo en desarrollo que carece de estos elementos estratégicos. En el año 2000 el país se ufanaba de ser un gran productor de vacunas, en la pandemia no pudimos desarrollar la vacuna para el Covid, se requieren revisar los protocolos y dar nueva vida a los institutos nacionales de salud. Tenemos fallas estructurales y no tenemos método para enfrentarlas. Una meta sería convertirnos en un gran centro de salud del mundo.
De igual forma podemos ligar el desarrollo de México en los próximos años a convertirnos en un gran centro de desarrollo educativo, para lo cuál se requiere cambiar el modelo educativo que en los últimos años se ha venido rezagando respecto al resto del mundo. Tenemos que modernizar el sistema educativo para que sea un foco de innovación tecnológica, se requiere transformar los planes de estudio hacia esquemas más complejos,
apostando por el desarrollo de la computación cuántica (rama de la informática que utiliza la mecánica cuántica para realizar cálculos. Se basa en principios como la superposición, el entrelazamiento y la interferencia cuántica). Asimismo, ante el embate de tarifas estadounidenses podríamos optar por el desarrollo de la inteligencia artificial y el desarrollo del sistema de comunicaciones 6G.
La otra área estratégica sería la de conservación del medio ambiente, la tarea en este caso sería convertir al país en un desarrollador de energías renovables y eficiencia energética, a través de fomentar la energía solar y eólica: México tiene gran potencial en energías limpias. Invertir en estas tecnologías puede generar empleos y reducir la dependencia de combustibles fósiles. Asimismo incentivar la eficiencia energética: Promover el uso de tecnologías de bajo consumo en hogares e industrias reduciría costos y emisiones. En esta visión podemos transformar los actuales centros turísticos, en zonas de turismo sostenible, impulsando destinos que prioricen la conservación natural, como reservas ecológicas y comunidades indígenas, generando ingresos sin degradar el ambiente. En esta perspectiva requeriríamos la regulación del turismo masivo, impulsando políticas que limiten la explotación de ecosistemas frágiles como playas, selvas y cenotes. Requerimos incentivar el uso de cultivos sin pesticidas ni fertilizantes químicos y promover la rotación de cultivos para conservar los suelos. De igual forma impulsar la pesca responsable implementando vedas y acuicultura sostenible para evitar la sobreexplotación de especies marinas.
Una de las grandes tareas de México es el de la movilidad somos 132 millones de mexicanos, las ciudades enfrentan grandes problemas, requerimos pensar de que forma se puede impulsar la movilidad sostenible, tenemos grandes problemas las ciudades pueden colapsarse si mantenemos el actual aparato de movilidad basada en automóviles, bicicletas y motocicletas. Tenemos que ser conscientes que se requiere transformar el sistema de transporte y de desarrollo urbano, se requiere acotar el crecimiento de las áreas urbanas.
Es necesario establecer un diálogo por un desarrollo nacional menos dependiente del exterior, comprometido mas con el desarrollo productivo nacional, en la perspectiva del bienestar colectivo, para ello se requiere de un gran esfuerzo productivo de transformación.