Cada 28 de febrero, el Día Mundial de las Enfermedades Raras (EERR) busca visibilizar a los millones de personas que viven con estos padecimientos. En México, 10 millones de personas enfrentan estas condiciones, muchas veces sin acceso a diagnóstico ni tratamiento oportuno. Es momento de que el sistema de salud garantice una respuesta integral.
En México, las EERR siguen siendo un desafío de salud pública poco atendido. De acuerdo con Grupo Fabry, existen más de 7 mil EERR identificadas, y al menos el 65 por ciento de ellas provocan algún tipo de discapacidad, limitando la movilidad, autonomía y calidad de vida de quienes las padecen.
Entre estas enfermedades, la mucopolisacaridosis (MPS) y la acondroplasia destacan por sus efectos discapacitantes. La MPS es un trastorno metabólico que provoca acumulación de sustancias en las células, lo que puede derivar en problemas musculoesqueléticos, neurológicos y respiratorios severos. Su diagnóstico es complejo, pues requiere estudios especializados como análisis de orina, sangre y radiografías óseas.
Por otro lado, la acondroplasia, la forma más común de talla baja, afecta el desarrollo óseo y genera complicaciones motrices y respiratorias. En América Latina, su prevalencia es de 1 en 38 mil nacimientos, aunque en México no existen registros oficiales. Además de los problemas de salud, los pacientes enfrentan dificultades educativas, laborales y sociales que afectan su bienestar y salud mental.
A pesar de los avances médicos, el acceso a tratamiento sigue siendo una barrera. La coordinadora nacional de Pacientes de Grupo Fabry, Alejandra Zamora, remarcó que es urgente que el sistema de salud mexicano reconozca estas enfermedades dentro de los programas de discapacidad y garantice “diagnósticos tempranos y terapias accesibles”.
Organizaciones como Grupo Fabry, De la Cabeza al Cielo y Gran Gente Pequeña han instado a las autoridades a implementar políticas públicas que protejan a los pacientes con EERR. Sin medidas concretas, miles de personas seguirán enfrentando un sistema de salud que no responde a sus necesidades.
Obesidad: un reto de salud pública que exige acción inmediata
Cada 04 de marzo, el Día Mundial de la Obesidad nos recuerda la urgencia de abordar una epidemia que afecta a millones. En México, las cifras son alarmantes y requieren medidas contundentes para revertir esta tendencia.
En las últimas décadas, México ha experimentado un incremento significativo en las tasas de obesidad. Según datos recientes, alrededor del 37 por ciento de los adultos mexicanos viven con obesidad, con una prevalencia más alta en mujeres (41 por ciento) que en hombres (33 por ciento). Este problema no solo afecta a los adultos; la obesidad infantil se ha duplicado en los últimos 20 años, pasando del 9% en 1999 al 17.5 por ciento en 2023.
Las consecuencias de esta epidemia son devastadoras. La obesidad es un factor de riesgo para enfermedades crónicas,como diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedades cardiovasculares. Además, representa una carga económica significativa; en México, el tratamiento de enfermedades relacionadas con el exceso de peso corporal tiene un costo estimado de 3,500 millones de dólares al año, lo que impacta negativamente en la productividad y en el sistema de salud nacional.
Recordemos que “un país saludable es un país productivo”, como nos lo recuerda el lema de la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF), pero desde hace décadas se ha favorecido la comida rápida y los alimentos ultra procesados, ricos en sodio, grasas trans y azúcares, lo cual ha ido de la mano con el sedentarismo.
Para enfrentar esta crisis, el gobierno mexicano ha implementado diversas estrategias. En teoría, a partir de este mes de marzo de 2025, se prohibirá la venta de comida ultraprocesada y bebidas azucaradas en las escuelas, tanto dentro como en sus inmediaciones, con el objetivo de reducir la obesidad infantil. A ver si es cierto.
Además,el gobierno de México, a través de la Secretaría de Educación Pública (SEP), implementó ya la Estrategia Nacional Integral de Vida Saludable, que es un programa para monitorear el peso, la talla y otros indicadores de salud en aproximadamente 24.9 millones de niños de educación básica, con el fin de detectar y prevenir problemas de salud desde temprana edad.
Sin embargo, las políticas públicas no son suficientes sin la participación activa de la sociedad. Es fundamental promover hábitos saludables desde el hogar, fomentando una alimentación balanceada y la práctica regular de actividad física. La educación nutricional debe ser una prioridad, y es necesario regular la publicidad de alimentos no saludables dirigida a niños y adolescentes.
Así, la colaboración entre el gobierno, el sector privado y la sociedad civil es esencial para crear entornos que faciliten elecciones saludables. Solo a través de un esfuerzo conjunto podremos revertir la tendencia de la obesidad en México y garantizar un futuro más saludable para las próximas generaciones. Ya no podemos perder tiempo.
Sala de Urgencias
• En el marco de la conferencia mañanera, el doctor David Kershenobich, secretario de Salud, presentó los detalles del programa “Salud Casa por Casa”, una iniciativa que busca mejorar la atención médica a población vulnerable a través de cinco ejes clave: 1) atención sin desplazamiento del paciente, 2) prevención primaria y detección de enfermedades, 3) mejor apego a tratamientos, 4) apoyo emocional y social, y 5) alivio de la sobrecarga en centros de salud. En teoría, este programa pretende fortalecer el acceso equitativo a la salud y mejorar la calidad de vida de los pacientes en sus propios hogares.