A pesar de que ponen a temblar a todos cada vez que salen a la luz, las intenciones del presidente Donald Trump de terminar con el T-MEC no son nuevas. Desde la campaña electoral por hacerse de un segundo periodo en la Casa Blanca, el candidato arremetía en toda oportunidad en contra del acuerdo comercial más grande del mundo, que por cierto, él impulsó y aprobó durante su primer mandato.
Ante un escenario donde no exista el T-MEC, versión 2.0 del aclamado TLCAN de 1994, la negación se manifiesta para muchos, como si los artículos del tratado estuvieran escritos en piedra y no existiera forma coexistir con Estados Unidos en un ecosistema comercial.
La revisión que está contemplada en el acuerdo para 2026, tendría que ser solamente un espacio en donde quedan manifiestas áreas de oportunidad en las que el tratado podría mejorar, bajo la óptica de cada uno de los tres socios. Sin embargo, los deseos de Trump por cerrarlo cada vez son más directas. Pasamos de una revisión, a una renegociación, y ahora, a una posible culminación del T-MEC.
El gobierno mexicano está muy consciente de este contexto. Tanto, que las constantes visitas del secretario de Economía, Marcelo Ebrard a Washington para reunirse con sus homólogos comerciales de Estados Unidos, no tienen solamente la intención de suavizar la voluntad del primer mandatario estadounidense en torno a la hosca política arancelaria, sino analizar el panorama e intentar anticiparse a lo que viene en los siguientes meses.
Ya lo ha dicho la presidenta Claudia Sheinbaum, México debe y está preparado para todo. Con esa respuesta, la mandataria asiente que también están preparados para un escenario en el que Trump decida terminar unilateralmente el T-MEC en 2026, y en el mejor de los casos, sustituirlo por un acuerdo bilateral. Porque eso sí, la simbiosis comercial que viven ambos países no les permitiría desconocerse en el terreno de lo económico.
Tan solo en 2024, el comercio total entre ambos países ascendió a más de 839 mil millones de dólares, un crecimiento de 5.3 por ciento contra lo registrado en 2023. En el primer trimestre de este año, México se colocó como el principal socio de Estados Unidos con un 14.6 por ciento de su comercio total, superando a Canadá, y cada vez más a China.
Sin embargo, de aquí a 2026 todo puede pasar. Recordemos que el poder de negociación de las grandes industrias estadounidenses ya se ha hecho manifiesto. No hay que descartarlo. Pudimos verlo en acción cuando la semana pasada se logró que la administración del republicano relajara los aranceles para la industria automotriz, e incluso publicara una orden ejecutiva para evitar que estos aranceles se empalmen con otros.
En la realidad, la voluntad de Trump no ha sido inquebrantable. Con el perfil empresarial del presidente de Estados Unidos, todo es posible sabiéndolo negociar, y es algo que en Palacio Nacional tienen muy presente.
FIRMAN ALIANZA “COSTA AFUERA”
Con la finalidad de impulsar la colaboración en los temas de mantenimiento offshore, logística de plataformas y servicios medioambientales, Grupo Cotemar y EBSE Ingeniería de Soluciones consolidaron una alianza estratégica.
Por un lado, Cotemar es una empresa mexicana dedicada a la planeación y ejecución de proyectos de construcción y mantenimiento costa afuera. Por su parte, EBSE es un referente en soluciones de ingeniería, liderando el desarrollo de infraestructura especializada para la industria petrolera costa afuera.
La cooperación, principalmente tecnológica, es fundamental cuando existen retos tan importantes en la industria petrolera mexicana, donde se están haciendo importantes esfuerzos para sostener la plataforma de producción de crudo y gas.