Esa fue la primera frase que leí este martes por la mañana: ‘el único refugio es el oro’, avisaron analistas a quien quiera invertir en algo. El mismo martes, el oro perdió casi el 5 por ciento de su valor.
Hoy las cosas cambian más rápido. En lo estructural, hay un cambio, pero de modelo. Quien no abra su mente quedará fuera del juego.
Analícenlo un momento. Después de tener todo el poder, hoy las personas comunes pocas veces se acuerdan del PRI. Pemex atendió las necesidades fiscales de México, hoy es una empresa pobre que no tiene para pagar ni a sus proveedores.
La enorme generación de mexicanos de 25 años o menos difícilmente entenderá la relevancia que tuvieron ambas instituciones.
En lo mundial ocurre algo similar. Quienes crecieron observando a la Organización de las Naciones Unidas poniendo orden entre los países, hoy se encogen de hombros viendo cómo Rusia anexa territorios a su nación por la fuerza, e Israel ataca a sus vecinos sin repercusiones. ¿Cuál es la función de la ONU, hoy? ¿Para qué sirven las aportaciones de países como México para su funcionamiento?
¿Recuerdan el Foro Económico Mundial? Es una organización privada, basada en pagos y donaciones de millonarios que durante años fue la referencia en el análisis y organización de los negocios del mundo. En inglés, sus siglas son WEF.
Su líder Klaus Schwab convoca a cumbres regionales y durante el invierno a la Reunión Anual en Davos, un pueblito en la cima de los Alpes suizos. Basa buena parte del valor de su organización en su reputación y la de su equipo.
Hoy, lo que allá analizan sus invitados tiene poca repercusión en los medios de comunicación del mundo. Su voz parece apagarse.
Para colmo, ayer, The Wall Street Journal reveló una investigación que pone en duda la probidad del líder del WEF:
“El fundador del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, está siendo investigado por la organización que él mismo creó tras una nueva carta de denuncia que alegaba mala conducta financiera y ética por parte del veterano líder y su esposa”.
La carta anónima enviada la semana pasada a la junta directiva del Foro incluyó acusaciones de que Schwab pidió a empleados subalternos que retiraran miles de dólares de cajeros automáticos en su nombre y utilizó fondos del Foro para pagar masajes privados en habitaciones de hoteles. También alegaba que su esposa Hilde, ex empleada del Foro, programó reuniones simbólicas financiadas por el WEF para justificar viajes vacacionales de lujo a expensas de la organización.
Los Schwab declararon, a través de un portavoz, que niegan todas las acusaciones contenidas en la denuncia.
Hasta ahora, Pemex, la ONU o el Foro Económico Mundial no tienen un sustituto claro. Esas, como otras instituciones, desvanecen su relevancia.
En materia de inversiones, el inexplicable valor que la gente atribuye al oro tropezó ayer, producto de las declaraciones de Donald Trump, un presidente que parece dedicado precisamente a destruir los pilares en los que se apoyaban buena parte de las decisiones de ustedes y del resto de la gente en materia económica o política.
Este metal, que alcanzó un valor histórico el martes por la mañana, cayó por una declaración suya, como suele suceder ahora con las acciones de empresas como Tesla o con el dólar, o con los bonos del Tesoro de Estados Unidos.
El debilitamiento de las instituciones fortalece el poder de sus decisiones y por tanto, de su voz. Ante esa circunstancia hay mucho que hacer: observar y estar alerta cobra una mayor relevancia, el caos genera tantas oportunidades como riesgos.
Este mismo martes en el que el oro perdió valor, el precio del Bitcoin se elevó 5 mil dólares. Está mil 133 por ciento más caro que hace cinco años; en ese lapso, el oro elevó su precio 94 por ciento.
La criptomoneda, que basa su valor en una sociedad organizada a través de una cadena de bloques repartida entre servidores y computadoras, se aprecia una época en la que Trump socava el de la Reserva Federal, que imprime los dólares. ¿Es ésta la siguiente institución en su mira? Depende del día. Ayer dijo que no.
De nuevo, estar alerta hoy tiene otra relevancia. Hace solo unos días, el líder de BlackRock, Larry Fink, publicó una carta en la que preguntó: “¿Puede el Bitcoin comerse el estatus de reserva del dólar estadounidense?”.