Tras la convocatoria de elecciones anticipadas para el próximo 28 de abril por parte del primer ministro Mark Carney, la situación fiscal de Canadá podría deteriorarse. Los dos principales partidos políticos compiten por el voto popular con promesas de recortes de impuestos y medidas para proteger a las industrias frente a la ola de aranceles del presidente de EU, Donald Trump.
Luego del estancamiento económico canadiense, que registró un crecimiento de apenas 0.4 por ciento en febrero debido al impacto de los aranceles de Trump, el país proyecta un déficit de 42 mil 200 millones de dólares canadienses (equivalente a 30 mil 500 millones de dólares estadounidenses) para el actual año fiscal, lo que representa aproximadamente el 1.3 por ciento del producto interno bruto del país.
No obstante, el panorama fiscal y de endeudamiento se vuelve cada vez más incierto, ante las costosas promesas de campaña —por decenas de miles de millones de dólares— tanto del líder conservador, Pierre Poilievre, quien propuso eliminar los impuestos a los ingresos, como de Mark Carney, líder del Partido Liberal, quien anunció un fondo de mil millones de dólares para el sector automotriz.
Las elecciones en Canadá del 28 de abril tienen más en juego que cualquier otra votación en la historia reciente. Trump amenazó no solo la economía de Canadá, sino también su soberanía, burlándose repetidamente de su país vecino como el futuro estado número 51.
La guerra comercial en curso amenaza con llevar a Canadá a una recesión, lo que incrementaría la presión sobre los ingresos fiscales y podría impulsar un mayor gasto público para apoyar a empresas y trabajadores afectados. Tanto los liberales como los conservadores prometieron aumentar la inversión en defensa, lo que añadiría más presión al presupuesto federal.
Canadá, que mantiene una calificación crediticia AAA según S&P Global, podría sumarse a la tendencia global de creciente endeudamiento, en un contexto en el que Estados Unidos se aleja de sus tradicionales alianzas económicas y de seguridad.
Carney y Poilievre han hablado de mostrar una mayor moderación del gasto que el exprimer ministro Justin Trudeau, quien casi duplicó la deuda nacional durante su mandato, debido a la pandemia de COVID-19; sin embargo, las promesas de campaña y la guerra comercial implican que “una postura fiscal más expansiva parece probable en casi cualquier escenario”, según Rebekah Young, economista del Banco de Nueva Escocia.
¿Qué propone Pierre Poilievre? Este es su plan fiscal
Pierre Poilievre, líder conservador en Canadá hizo de las reducciones de impuestos el eje central de su plataforma económica. Su promesa de reducir en 2.25 puntos porcentuales la tasa impositiva para el segmento de ingresos más bajos probablemente costará entre 12 mil y 14 mil millones de dólares canadienses anuales, mientras que la propuesta de aplazar los impuestos sobre las ganancias de capital de las inversiones canadienses supondría una pérdida de más de 10 mil 500 millones de dólares canadienses en ingresos durante dos ejercicios fiscales.
Los conservadores publicarán una plataforma con los costos para detallar su plan fiscal, según un portavoz. El líder conservador dijo que recortará la ayuda exterior, la asistencia social corporativa, los consultores y los empleos en el servicio público.
¿Cuál es la propuesta de Mark Carney?
Carney quiere dividir el presupuesto federal en dos: un presupuesto operativo, que se equilibraría en tres años, y un presupuesto de gastos de capital, que tendría un déficit de aproximadamente el 1 por ciento del producto interno bruto para financiar proyectos que impulsen la capacidad productiva del país.
La propuesta de los liberales de recortar el impuesto sobre la renta es menor que la de los conservadores, y Carney dedico gran parte de su campaña a presentar ideas de gasto que encajan con su lema de campaña para el liderazgo liberal: “Es hora de construir”.
Estas incluyen un fondo de 5 mil millones de dólares canadienses para acelerar proyectos en puertos, ferrocarriles y aeropuertos con el fin de diversificar el comercio de Canadá más allá de Estados Unidos, y una entidad gubernamental de construcción de viviendas que proporcionaría 35 mil millones de dólares canadienses en financiación para abordar la escasez de vivienda en el país.
Carney afirmo que equilibraría el presupuesto operativo ralentizando el crecimiento del gasto público, limitando inicialmente el tamaño del servicio público e implementando tecnología, incluida la inteligencia artificial, para lograr mayor eficiencia. Los liberales prometen publicar sus proyecciones fiscales antes del día de las elecciones.
Aproximadamente cuatro de cada cinco canadienses afirman que les preocupa en cierta medida, la magnitud del déficit federal, según una encuesta reciente realizada por Nanos Research para Bloomberg a 1,054 canadienses; sin embargo, la demanda de gasto está aumentando después de que Trump impusiera tarifas a la importación de automóviles, acero, aluminio y otros productos canadienses, lo que provocó que el gobierno tomara represalias.
Aranceles de Trump amenazan el crecimiento del PIB canadiense
Los cambios caóticos en la política arancelaria de Trump han causado oscilaciones salvajes en los mercados desde el 2 de abril.
La pausa de 90 días del presidente para muchos de los aranceles globales puede ayudar a Canadá a evitar una recesión, pero es probable que el crecimiento del PIB se desacelere mientras que los aranceles de represalia empujan la inflación subyacente por encima del 3 por ciento, dijo Stephen Brown, economista jefe adjunto para América del Norte de Capital Economics, en un informe.
Es más probable que la posible estanflación causada por una guerra comercial requiera una respuesta fiscal más contundente que monetaria. El gobernador del Banco de Canadá, Tiff Macklem, ha sugerido que no puede recortar drásticamente los tipos de interés debido a los riesgos inflacionarios, y los economistas y los mercados se inclinan por que el banco central los mantenga estables.
“Creo que gran parte de lo que se habla sobre presupuestos equilibrados en realidad no es realista en el futuro cercano”, dijo Randall Bartlett, economista jefe adjunto de Desjardins Group.
Ambos líderes han prometido utilizar el dinero recaudado con los aranceles de represalia para apoyar a las empresas y los trabajadores afectados por la guerra comercial; sin embargo, contar con los ingresos arancelarios es una apuesta arriesgada debido a los flujos de importación cambiantes e inestables.
“Al final del día, los ingresos seguirán siendo menores, los gastos serán mayores y tendremos un déficit operativo mayor”, dijo Bartlett.
Canadá también se enfrenta a una presión ineludible para aumentar el gasto en defensa. El país lleva mucho tiempo sin cumplir el objetivo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte de destinar el 2 por ciento de su PIB a defensa, y Trump ha pedido que se eleve este objetivo hasta el 5 por ciento. Carney afirmó que un gobierno dirigido por él alcanzaría el 2 por ciento a más tardar en 2030, mientras que Poilievre prometió cumplir el objetivo si Estados Unidos amplía su comercio con Canadá.
Sin duda, la ratio deuda/PIB de Canadá, cercana al 42 por ciento, le otorga cierto margen fiscal. “El déficit de Canadá se compara favorablemente con el de otros países del G-7, lo que le otorga flexibilidad para responder a las crisis actuales”, escribió Travis Shaw, vicepresidente sénior de Morningstar DBRS, en un informe a inversores.