El legado prehispánico, la etapa novohispana, el auge industrial y la mirada al futuro financiero y tecnológico del país coexisten en Álvaro Obregón, la alcaldía que crece sobre la lava. Hace más de mil seiscientos años, la erupción del Xitle —ahora un inocente cerro en la ciudad— sepultó a Cuicuilco y Copilco, culturas antiguas cuya migración contribuyó a la creación de la gran Teotihuacan. Más tarde, durante el auge de la Triple Alianza, se erigiría el pueblo de Tenanitla sobre ese nuevo suelo, el cual llegaría a convertirse en la villa de San Ángel, aprovechando las condiciones fértiles y la protección del pedregal. Su peculiar ecosistema inspiraría a Luis Barragán a proyectar uno de los emblemas urbanísticos nacionales: los Jardines del Pedregal.
En el siglo XVII, los Carmelitas erigieron el Convento del Carmen y el Colegio de San Ángel Mártir, donde plantaron huertas que florecieron gracias a las aguas del río Magdalena. José Zorrilla se refugió en San Ángel durante el Segundo Imperio Mexicano, y después lo harían Alfonso Caso, Daniel Cosío Villegas e Isidro Fabela. Sus colmadas bibliotecas personales formaron el acervo cultural del colegio, el cual llegó a tener más de doce mil tomos, y en el caso de Fabela, el Museo Casa del Risco nos ofrece una vista por su colección y el hogar que habitó el destacado escritor. Su fama como uno de los lugares más tranquilos de la ciudad, con jardines perfumados y una arquitectura de sueño, convirtió al barrio en un verdadero retiro entre el caos capitalino.
Como en otras zonas del poniente, el cauce del río fue aprovechado también para el desarrollo industrial. La Fábrica de Papel Loreto y las textiles La Hormiga y La Abeja impulsaron la economía de la zona durante el siglo XIX y principios del XX. Esa vocación productiva nunca desapareció, supo evolucionar. Álvaro Obregón ya no produce telas ni papel, pero genera ideas, servicios y conexiones globales. Comparte con Cuajimalpa uno de los polos económicos más potentes del país: Santa Fe. Este proyecto urbano, iniciado en los años ochenta, ha transformado la alcaldía en sede de empresas del más alto nivel, y recientemente acoge a las startups más innovadoras. Solamente en 2023 se exportaron más de 11 mil millones de dólares en productos como equipo de transporte y procesadores de datos, sin que se fabriquen allí directamente: es el nodo logístico, financiero y tecnológico del poniente capitalino y uno de los centros operativos más importantes del país.
Este crecimiento no es accidental. Desde su llegada, el alcalde Javier López Casarín ha continuado con la misión de consolidar en la alcaldía la innovación y el bienestar. Los ejes de desarrollo —que incluyen seguridad, inversión, regeneración urbana y colaboración con el sector privado— buscan convertir el dinamismo económico de Santa Fe en una mejor calidad de vida para todas las colonias. La eficiencia que proyecta la ventanilla única empresarial y la de atracción de inversiones, en mancuerna con la Coparmex CDMX, son ejemplos del impulso al desarrollo económico regional. La visión es consistente con el proyecto nacional: a la par de la atracción de capital, debemos saber convertir la riqueza en prosperidad compartida.
En Álvaro Obregón conviven barrios históricos, pueblos originarios y centros corporativos; conventos, jardines coloniales y rascacielos vanguardistas. Sobre la lava que le dio origen, la alcaldía esculpe el futuro de la capital.