El sector financiero mexicano enfrenta un panorama desafiante en 2025, marcado por tensiones comerciales y reformas constitucionales que podrían redefinir el entorno de inversión. Sin embargo, para José Juan Vázquez Basaldúa, director general de Bepensa Capital en FinBe ABC, la clave está en identificar segmentos con resiliencia ante la volatilidad.
“Se debe hacer una pausa creativa y observar el mercado”, señaló Vázquez Basaldúa en una entrevista. Según el directivo, a pesar de los riesgos en la economía local, sectores como alimentación, transporte, vivienda y tecnología mantienen una demanda sostenida y presentan oportunidades de inversión rentables.
FinBe ABC planea una inversión de 50 millones de pesos en tecnología para 2025, desarrollando nuevas herramientas digitales con el objetivo de mejorar la experiencia del cliente y optimizar la gestión de créditos. La firma ha apostado por la innovación desde 2014, cuando lanzó su primera aplicación móvil, y continúa expandiendo sus capacidades digitales con procesos de autenticación y seguridad avanzados.
“Tenemos nuevas herramientas, muchos van a ver más proactividad y todo a raíz de una inversión importante, retomando el principio de invertir en los mercados que están creciendo. Las oportunidades ahí están, lo que tenemos que hacer es aprovecharlas”, afirmó el directivo.
Retos regulatorios y tensiones comerciales
El sector financiero también enfrenta presiones externas. Durante un evento de FinBe ABC, Víctor Manuel Herrera Espinosa, presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF, advirtió sobre tres factores críticos: la posible designación de los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas en EE.UU., la revisión del T-MEC en 2026 y el impacto de las reformas constitucionales en la confianza de los inversionistas.
“Si esto sucede, las entidades financieras tendrán la responsabilidad de reportar y frenar operaciones con cualquiera que se encuentre en la lista actualizada que publica la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, para no incurrir en delitos y enfrentar sanciones que irían hasta el congelamiento de activos y prohibición de operación en ciertas localidades”, explicó Herrera Espinosa. Además, destacó que el superávit comercial de México con EE.UU. podría volverse un punto de tensión en la próxima renegociación del T-MEC.
La incertidumbre regulatoria también pesa en la decisión de inversores extranjeros. En 2024, la inversión extranjera directa nueva en México sumó 200 mil millones de dólares, pero podría desacelerarse si persisten las preocupaciones sobre el estado de derecho.
Frente a este entorno, los ejecutivos coinciden en que la mejor estrategia es identificar sectores con capacidad de expansión y minimizar riesgos. “Ahí es donde el sector financiero estamos apuntando. Queremos observar a los sectores y a donde van creciendo y se van a fortalecer. Todos buscamos un mejor ingreso y encontrar nuevas formas de generación (…) En toda crisis va a haber ganadores y perdedores, lo importante es ver dónde está la orilla, detenerte y empezar a ver cuáles son los segmentos que se ganan y en esos hay que participar”, concluyó Vázquez Basaldúa.
Por su parte, Herrera Espinosa instó a las empresas a mantener sus operaciones en EE.UU., donde se espera un crecimiento económico estable en los próximos cuatro años.
Bajo este contexto, el sector financiero mexicano se encuentra en una encrucijada: adaptarse a los cambios regulatorios y políticos o asumir un rol más proactivo para aprovechar las oportunidades que emergen de la volatilidad global.