Los mercados siempre presentarán volatilidad e incertidumbre, esto es algo que no podemos controlar; sin embargo, sabemos que con la diversificación podemos afrontar de mejor manera estos riesgos y así lograr nuestros objetivos financieros; desde pagar unas vacaciones hasta estar preparado para el retiro.
Uno de los vehículos más efectivos y accesibles para lograr este balance son los ETFs. Estos fondos cotizados en bolsa permiten a los inversionistas acceder a una amplia gama de activos sin la necesidad de adquirir cada uno de forma individual, haciendo la diversificación más sencilla y menos costosa.
Los ETFs más comunes son los que replican un índice accionario, como el S&P 500 o el FTSE BIVA, pero con el creciente interés en estos productos aquellos que replican índices de renta fija o bonos, han crecido en popularidad. Más recientemente, aquellos administrados activamente, en los que el administrador toma las decisiones sobre qué activos comprar o vender, independientemente del índice, se comienzan a posicionar como una alternativa a los pasivos o indizados.
Uno de los principales beneficios de los ETFs es su costo. A diferencia de otros instrumentos, sus comisiones suelen ser asequibles. Por ejemplo, hoy en día existen ETFs que replican un índice tan popular como el S&P 500 que tiene un costo de administración de tan solo 0.03 por ciento anual. Esto quiere decir que por cada mil pesos invertidos, un inversionista estaría pagando tan solo 30 centavos al año como comisión de administración. Considerar el costo es sumamente importante, sobre todo en el largo plazo, pues todo lo demás constante, a mayor costo menor rendimiento.
Además de diversificación y bajos costos, estos instrumentos ofrecen liquidez y flexibilidad, ya que, al negociarse en bolsa, se pueden comprar y vender en cualquier momento durante el horario del mercado y permiten invertir en una amplia gama de activos financieros.
A la hora de elegir la mezcla entre ETFs, en particular entre aquellos con exposición a acciones o bonos, es importante considerar los objetivos deseados, la tolerancia al riesgo y el horizonte de inversión. Por ejemplo, una persona de 23 años que recién salió de la universidad y comienza su carrera profesional, podría permitirse más riesgo o inversión en acciones en su portafolio para el retiro que alguien que está a un par de años de llegar a ese momento. Invertir en vehículos más o menos volátiles será fundamental de acuerdo con tu edad y perfil de riesgo, recordando la máxima de que, en general, a mayor riesgo, mayor rendimiento.
Gracias al SIC (Sistema Internacional de Cotizaciones), los mexicanos podemos acceder a ETFs globales y así invertir en las empresas y mercados más grandes del mundo. Basta tener una cuenta de intermediación bursátil en cualquier casa de bolsa para poderlo hacer.
Podemos concluir que incluir ETFs en un portafolio es una estrategia inteligente si lo que se busca son costos bajos, una gestión eficiente y, sobre todo, diversificación. No obstante, durante el proceso de inversión, es recomendable buscar asesoría de profesionales en inversiones y planeación financiera para incrementar las probabilidades de éxito en nuestras inversiones.
Con calma
- Los ETFs destacan por su variedad.
- Además, puedes comprarlos con poco dinero.
- Recuerda que también puedes perder.