Cuando hablamos de un Plan de Continuidad de Negocio, solemos poner énfasis en el carácter intrínsecamente productivo de lo que típicamente identificamos que debe significar el ser empresa, sin embargo, más que un lugar donde se realicen actividades con espíritu industrial, mercantil o de servicios, una empresa es siempre un ente que se alimenta de las decisiones y esfuerzos de las personas quienes la integran aportando acciones individuales en búsqueda de un objetivo común.
Y precisamente es en las personas en donde me gustaría hacer hincapié; las empresas, del rubro que fuere, tienen éxito en la medida que cuidan y desarrollan a las personas que las integran, así como de aquellas que fungen también como parte de las comunidades donde se desenvuelven.
Ligando lo anterior a los eventos relativos a la pésima calidad del aire que tuvimos en el Área Metropolitana de Monterrey durante el pasado miércoles 19 y jueves 20 de marzo, debido a condiciones que se identificaron como naturales, aunque con una profunda raíz antropocéntrica, sumándole incendios locales que ocurrieron debido a la baja humedad relativa e intensidad de los vientos, es importante identificar las acciones que debemos procurar e implementar, intentando dar continuidad a la operación de las empresas, sin comprometer la salud y seguridad de los trabajadores y de todos quienes vivimos en esta megalópolis.
La creciente presencia de eventos que comprometen drásticamente la calidad del aire, debe obligarnos, más allá de lo mínimo que exigen las autoridades medio ambientales, a generar alternativas de respuesta a estas contingencias, orientadas no solamente a disminuir las emisiones de las actividades productivas que las generan, sino a replantear el accionar teniendo como centro a las personas.
El Plan de Respuesta a Contingencias Atmosféricas (PRCA) que tiene un espíritu de cuidado medio ambiental, es en una interpretación profunda, una serie de acciones encaminadas a cuidar a las personas internas y externas que integran este entorno y, consecuentemente, a dar Continuidad al Negocio.
Pero, ¿qué acciones realmente se implementan por parte los obligados ante una Contingencia Atmosférica? ¿cuáles medidas de las señaladas en el PRCA se ponen realmente en práctica: paros productivos, reducción de movilidad, etc.?
La Continuidad de Negocio tiene siempre como preludio la Respuesta a Emergencias que se genera de parte de los responsables del establecimiento y, en este sentido, la Respuesta a Contingencias Atmosféricas debe ser siempre prioritaria, pues de otra forma, se compromete cada vez más las posibilidades de continuar de forma menos drástica con las actividades productivas centrales, evitando llegar a soluciones complejas que pudieran implicar hasta el cambio de locación de la sede productiva.
En este sentido, vale la pena concluir a modo de reflexión que la identificación correcta de la totalidad de las acciones que forman parte de la Respuesta Contingencias Atmosféricas hasta la búsqueda de una Continuidad de Negocio logrará situarnos en una posición de ventaja, siempre que pongamos a las personas como centro, pues cuando no es así, la búsqueda de una incansable capacidad máxima de producción pondrá siempre en entredicho el recurso más preciado y base de la sociedad, razón primaria del porque hacemos lo que hacemos: nosotros mismos, nuestras familias y nuestra sociedad.
El autor es asesor del comité de EHS de Index Nuevo León.