Vivimos en un mundo donde los niveles de deuda gubernamental de muchos países han subido fuertemente. La gran crisis financiera de 2008-2009 dio el banderazo de salida a esta tendencia y se profundizó con el Covid en 2020.
Esta política del estado, si bien en recesiones profundas, es necesaria como medida contra cíclica, mantenerla más allá de lo necesario y prudente puedan generar dudas de la sostenibilidad financiera y fiscal de un país.
Un deterioro en las finanzas públicas genera la pérdida de confianza de los inversionistas que se traduce en salidas de capitales, depreciaciones/devaluaciones cambiarias y subidas en el costo de la deuda. Para la población en general, efectos perniciosos que agravan la pobreza y la desigualdad como la inflación, desempleo y caídas del PIB.
Evolución fiscal de Brasil y sus consecuencias
En el caso carioca, el nivel de deuda poscrisis 2008-2009 era cercano al 51% del PIB, sin embargo, a partir del segundo periodo de Dilma Rousseff se incrementa a un 65% llegando a un máximo en 2020 de 96%. Posteriormente, una leve corrección hacia niveles de 84% en 2023.
Cabe destacar que la falta de disciplina fiscal con déficits superiores a 8%, ha sido la constante y no la excepción para este país.
En la última década, esta situación ha venida acompañada de un encarecimiento del USD vs el Real brasileño de alrededor de 160%, caída del poder adquisitivo de un 75%, inflaciones de 6% y niveles de tasas de interés superiores al 10%.
Ante la renuencia del gobierno de Lula de retomar la disciplina fiscal de manera seria (déficit estimado de 10% del PIB 2024), en los últimos dos meses y medio, los inversionistas han sacado capitales de Brasil, contribuyendo a una depreciación del 12% la moneda hacia niveles de 6 Reales/USD y una subida en las tasas de los bonos a 10 años de 12.5% a 15%.
Las expectativas son que la paridad llegue a 7 Reales/USD, un apretamiento agresivo en la política monetaria (niveles tasa Selic de 12.3% a 14.75%), y el obvio incremento de la inflación.
Una de las funciones de los mercados financieros es la de mandar señales a los gobiernos que no están haciendo bien las cosas.
A mayor endeudamiento, o falta de señal de corrección en los déficits fiscales, el riesgo crediticio, o probabilidad de que el gobierno no pague sus deudas, aumenta.
Esto se traduce en una mayor tasa de interés que solicitan los inversionistas para tener la voluntad de seguir prestando a un gobierno cada vez más endeudado, hasta que llega el momento en que abandonan el barco.
¿Qué puede hacer el gobierno brasileño para lidiar con su deuda?
Opciones:
1.Retomar la disciplina fiscal, la medicina amarga pero los más recomendable y efectivo. Para ello tendrán que venir ajustes fuertes en el gasto público, lo cual implica disminuir el pesado aparato burocrático, así como el elevado peso del gobierno en la economía, y claro, subir impuestos. Medidas con elevado costo político.
2. Generar pérdida de valor de la moneda (Currency debasement), nada deseable. El banco central “imprime” dinero para volverse el “cochinito” del gobierno. Esto genera inflación y hace que la deuda pierda su valor. El efecto negativo de esta mala práctica es el empobrecimiento de la población ya que el poder de compra se ve mermado.
Para evitar el descontento público, el gobierno tendrá que subir por decreto los sueldos y salarios, llevando a la economía a una espiral inflacionaria.
3.Declararse en default o incumplimiento, comer lumbre. Implica declararse en moratoria de pago y/o modificar unilateralmente condiciones de la deuda mediante quitas, reducción de tasas de interés y aumento en los plazos.
Esta opción conlleva a cerrar llave de financiamiento en los mercados globales y depender únicamente de la buena voluntad del FMI, de inversionistas locales a la fuerza (mediante controles de capital, nacionalización de facto de ahorro de los trabajadores) y como último recurso, del banco central (genera inflación). Ver la tragedia económica argentina de los últimos 100 años.
Es probable que los siguientes meses veamos un acentuamiento del deterioro financiero de Brasil (depreciación y subida de tasas de interés) derivado de la falta de decisiones contundentes por parte del gobierno brasileño, así como del congreso para retomar la disciplina fiscal y disminuir la deuda.
Eventualmente, los mercados presionaran tanto que el gobierno se verá forzado a tomar cualquiera o varias de las 3 opciones mencionadas.
Aprovechemos esta situación como un recordatorio al gobierno mexicano de la importancia de manejar con suma cautela las finanzas públicas y generar un ambiente de confianza a la inversión.
Contacto: juliopuon@tec.mx