Conforme se conoce información adicional, es más claro que la economía mexicana no solo se está desacelerando, sino que hay elementos para concluir que se iniciará una recesión en los siguientes meses. Tanto el sector manufacturero, como el Indicador Global de la Actividad Económica ya mostraron datos negativos para el mes pasado. Por su parte, las exportaciones de México se contrajeron 2.9 por ciento en febrero y las importaciones lo hicieron en 8.3 por ciento. Esto puede deberse a la reducción en el consumo privado de 1.7 por ciento en enero, en comparación al mismo mes del año anterior. Por su lado, la población ocupada en febrero pasado se redujo en 236 mil personas en comparación al mismo mes de 2024.
Aunque la inflación muestra todavía estabilidad, al registrarse un incremento del índice de precios al consumidor de 3.8 por ciento en febrero, en comparación al mismo mes del año pasado, es preocupante que los precios al mayoreo para el mismo periodo se hayan ¡elevado en 8.0 por ciento! Esto significa que los fabricantes y los comerciantes no han podido repercutir sus incrementos en costos, de precios en los insumos y en los bienes intermedios hacia los precios de los bienes finales. Esto puede ser resultado de disminución en las ventas, lo que se refleja en baratas y promociones, las que se pueden llevar a cabo durante un tiempo, pero no de manera indefinida. Por lo que en la medida en que se perciba que el aumento de costos es permanente, se tendrá un impacto en la inflación al consumidor y este incremento de precios se reflejará en menor consumo y por ende en una menor actividad económica.
Por otro lado, el importante esfuerzo que realiza el gobierno para bajar su gasto corriente, pero sin reducir los importantes programas sociales, se reflejará en una caída en la calidad de los servicios públicos, lo que tendrá una repercusión en la actividad económica. Mayor inseguridad, falta o cortes de luz eléctrica, carencia de agua potable y de alumbrado público, deterioro de los servicios médicos y otros temas, perjudican a la economía.
A lo anterior habría que agregar el impacto de la destrucción del tratado de libre comercio con los Estados Unidos, al incumplir el principio fundamental del mismo, que era dar certidumbre a los inversionistas de que no se modificarían las reglas de su operación. Al poner un arancel adicional del 25 por ciento a nuestras exportaciones hacia aquel país, de manera imprevista, incrementa de manera importante los trámites y los costos para los distintos sectores manufactureros. Aunque la devaluación del peso en los meses pasados permite a los exportadores absorber parte de estos mayores costos, el debilitamiento del peso perjudica a los consumidores nacionales. Hoy, los mexicanos tenemos que pagar más por los productos importados y los bienes que utilicen insumos extranjeros, lo que se refleja en una reducción en las ventas internas. En los próximos días se tendrá más claridad sobre el tipo y monto de aranceles que pondrá el gobierno norteamericano a las importaciones de su país, lo que permitirá dimensionar mejor su costo en la actividad nacional. Sin embargo, ya se destruyó la certidumbre en el tratado de libre comercio, por lo cual se reducirá de manera significativa la inversión extranjera.
El otro elemento que tendrá un grave impacto en la inversión en el país y en la actividad económica es la reforma judicial, que agrega gran incertidumbre a los procesos de impartición de la justicia, así como detendrá una gran cantidad de procesos que están en trámite en la actualidad. Los distintos ciudadanos y las empresas no tienen claridad sobre cómo afectará a sus distintos procesos.
En conclusión, distintos elementos nacionales e internacionales provocan una importante incertidumbre sobre la actividad económica, por lo cual las distintas empresas detienen o posponen inversiones y proyectos hasta poseer más claridad sobre el entorno que habrá en el futuro. En la medida en que continúe este entorno se tendrá un deterioro de la actividad económica en los siguientes meses.