Mientras lees esto, las empresas de todo el mundo están tratando activamente de integrar la IA en sus operaciones, no solo para mejorar la eficiencia, sino para reducir su fuerza laboral. En Estados Unidos, se informa que Elon Musk busca replicar su estrategia en X (anteriormente Twitter) de recortar significativamente empleos, con planes de automatizar muchos procesos que actualmente manejan los trabajadores humanos. Pero él está lejos de ser el único. En diversas industrias, las empresas están compitiendo por aprovechar la IA, con la promesa de una mayor productividad y menores costos.
Los optimistas argumentan que la IA creará tantos empleos como los que elimina. Sin embargo, la historia sugiere lo contrario. Cuando la manufactura se optimizó enormemente, más de 7 millones de empleos en la industria manufacturera de EU se perdieron entre 1980 y 2010, según la Oficina de Estadísticas Laborales. Los efectos de esa transformación económica aún se sienten hoy en los paisajes políticos de EU y México. Ahora, estamos ante una agitación similar, pero esta vez, no solo están en riesgo los trabajadores de cuello azul, sino también los profesionales de cuello blanco que alguna vez creyeron que sus empleos eran inmunes a la automatización.
Goldman Sachs estima que la IA podría reemplazar o afectar significativamente 300 millones de empleos de tiempo completo en todo el mundo en los próximos años. En industrias como las finanzas, el servicio al cliente y el desarrollo de software, las herramientas de IA ya están gestionando tareas que antes requerían profesionales capacitados. Un informe de McKinsey de 2023 señaló que la automatización con IA podría impactar hasta el 30 por ciento de las horas laborales en la economía de EU para 2030, transformando industrias más rápidamente de lo que los gobiernos pueden adaptarse.
Esto no se trata solo de tecnología; se trata de preparación. Los gobiernos están invirtiendo miles de millones en el desarrollo de IA; China, por ejemplo, ha comprometido más de 150 mil millones de dólares en inversiones en IA para 2030, mientras que EU está asignando decenas de miles de millones a través de diversas iniciativas. Sin embargo, parecen estar ciegos ante la ola de choque económica que se avecina. Los verdaderos ganadores de esta carrera por la IA no serán quienes construyan los mejores modelos, sino quienes los implementen de manera más efectiva. Y eso significa empoderar a las personas, no reemplazarlas.
La educación y la capacitación de la fuerza laboral deben estar en el centro de cada discusión sobre políticas de IA, pero pocos gobiernos están tomando medidas serias. Mientras que algunos países, como Singapur y Alemania, están financiando agresivamente programas de capacitación en IA, otros, incluidos EU y México, se están quedando atrás en la preparación de los trabajadores para esta transición. Sin políticas proactivas, corremos el riesgo de otra ola de desplazamiento económico que podría superar los efectos de las revoluciones industriales anteriores.
Un paso concreto que podría dar la Ciudad de México es aprovechar sus centros comunitarios Pilares como centros de aprendizaje en IA. Estos espacios, diseñados para proporcionar educación y formación profesional a comunidades desfavorecidas, podrían equiparse con computadoras preparadas para IA y talleres estructurados para ayudar a las personas a comprender cómo usar estas herramientas de manera efectiva. Desde la automatización de tareas repetitivas hasta la mejora del trabajo creativo, la alfabetización en IA podría empoderar a las comunidades locales para mantenerse competitivas en un mercado laboral en evolución. En lugar de esperar a que la disrupción de la IA amplíe las brechas sociales y económicas, debemos equipar proactivamente a los ciudadanos con el conocimiento para utilizar estas herramientas a su favor.
Más allá de los centros comunitarios, las escuelas también deben adaptarse a esta nueva realidad. La alfabetización en IA debe convertirse en un componente esencial de la educación, tan importante como leer, escribir y las matemáticas. Los futuros trabajadores necesitarán comprender la IA no solo como consumidores, sino como participantes activos que puedan aprovechar estas herramientas para la productividad y la innovación. Los gobiernos deben implementar planes de estudio enfocados en IA en las escuelas, asegurando que los estudiantes se gradúen con las habilidades necesarias para navegar en una economía impulsada por IA. Sin estas políticas educativas, corremos el riesgo de que una generación entera ingrese al mercado laboral sin estar preparada para el nuevo panorama digital.
No hay vuelta atrás. La cuestión no es si la IA remodelará la fuerza laboral; ya lo está haciendo. El verdadero desafío es si los gobiernos estarán a la altura o dejarán a millones sin preparación para lo que viene. Si la historia sirve de guía, esperar hasta que la crisis golpee será demasiado tarde. El reloj está corriendo.