El invierno se acabó –ojalá también el político– y las cuatrocientas voces de los pájaros (o acaso el ruido, dependiendo de nuestro humor) y el meloso aroma de las flores remiten, forzosamente, a Xochimilco, siempre equivalente a primavera. La región que, con sus 11 mil 322 km2, conforma 7.69 por ciento del territorio capitalino y el 12 por ciento del suelo de conservación, ha sido desde la antigüedad un ícono de abundancia, capaz de mantener y alegrar la vida. Después de todo, su nombre significa algo así como “tierra sembrada de flores”.
La agricultura ha definido su historia, y fueron las chinampas las que lo hicieron posible. Esas tecnológicas balsas rectangulares llenas de tierra fértil que se depositaban en el agua permitieron a los xochimilcas transformar el lago en una de las zonas más productivas de México-Tenochtitlan, garantizando, junto con Chalco, más de la mitad de los alimentos requeridos en la capital del imperio. Las chinampas no han dejado de surtir alimentos, y también a ellas les debemos la mayor parte de las plantas y flores que avivan nuestra ciudad. Los invernaderos y mercados, como el de Cuemanco, Madreselva y el Palacio de la Flor, son una parada obligada para todos aquellos que buscamos un remedio, un árbol precioso, un adorno o los cempasúchiles más bonitos. A nivel nacional, de acuerdo con la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo (CORENADR), el 20 por ciento de estas flores proviene de Xochimilco. La producción pasó de 664 mil plantas en 2018 a 5 millones en 2022, con un índice de comercialización superior al 90 por ciento. Tan solo la Coparmex CDMX compró a los productores locales diez mil de estas plantitas en noviembre pasado. ¿Y qué hay tan mexicano como terminar un día de flores y antojitos con un paseo por los emblemáticos canales? La experiencia de las trajineras alcanza tal fama que ya existe una reproducción, a mil 600 km de distancia, en Cancún.
Aproximadamente el 2 por ciento de la biodiversidad mundial se concentra en el área de Tláhuac a Cuajimalpa, y considerando que el 79.9 por ciento del territorio de Xochimilco corresponde a suelo de conservación, hay un gran potencial para proyectos de bioprospección, fitomedicina y ecoturismo científico. Tan sólo en 2023 se vendieron 744 mdd en medicamentos y otros productos terapéuticos. Los saberes ancestrales coexisten con la medicina moderna en la alcaldía que todo el año celebra la vida, lo cual representa una oportunidad única para el futuro económico de toda la región. En este sentido es decisivo continuar con las políticas de conservación genética, como los análisis de PCR que se aplican a las especies comerciales que se reproducen en la demarcación.
Sin embargo, las 2 mil 552 hectáreas que conforman el Área Natural Protegida de Xochimilco se han visto amenazadas por inundaciones, incendios, contaminación de sus canales y asentamientos irregulares en las últimas décadas. Afortunadamente, la administración de la alcaldesa Circe Camacho Bastida, en coordinación con la jefatura de gobierno, ha ido recuperando, mes con mes, el suelo de conservación, a la vez que implementa programas económicos que sustentan mejores condiciones para los pobladores, como el proyecto Altépetl, la actualización de las prácticas chinamperas tradicionales y el rescate del hábitat del ajolote como los proyectos Altépetl y Chinampa-Refugio, que busca recuperar las prácticas chinamperas tradicionales, mientras rescata el hábitat del ajolote. Estas iniciativas son las semillas de un modelo de desarrollo sustentable donde la prosperidad y el medio ambiente no son excluyentes. Con la cooperación de las empresas, el gobierno y la sociedad, podremos cosechar en Xochimilco la flor de nuestro futuro.