En los últimos años, todos fuimos testigos de cómo en Estados Unidos hubo una imposición ideológica sin precedentes que se esparció a otros países, y en todos, la realidad biológica intentó ser reemplazada por la autoidentificación.
Durante la administración de Joe Biden y Kamala Harris, las políticas de género se usaron lamentablemente para:
· Desmantelar instituciones,
· Socavar la meritocracia, y
· Poner en riesgo a mujeres y niños en nombre de la (llamada por lobbies políticos) agenda de la “inclusión”.
Con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, el péndulo ha comenzado a moverse en la dirección opuesta.
Y esto no se trata de si a usted le cae bien o mal Donald Trump o el Partido Republicano.
Se trata de restaurar la cordura, el sentido común y el respeto por las diferencias reales y naturales entre hombres y mujeres, para no ceder finalmente a los caprichos de una ideología.
Uno de los movimientos más contundentes de Donald Trump en estos primeros días de su administración ha sido justamente el cierre de las oficinas DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión).
Este concepto muy bonito en teoría, en la práctica representaba una imposición ideológica que favorecía la discriminación a la inversa y eliminaba el mérito como criterio de selección en el sector público.
Eliminar las oficinas DEI no es un ataque a la diversidad, sino el fin de la manipulación ideológica disfrazada de inclusión.
Al parecer, en estos tiempos el mérito y las capacidades volverán a ser los pilares del acceso a oportunidades en EEUU, lo que, sin duda, empieza a perfilarse como un ejemplo para el resto del mundo.
Es como dijo la portavoz de la Casa Blanca, Katherine Leavitt:“Cuando tomas un avión con tus seres queridos, ¿rezas porque el avión aterrice de forma segura y te lleve a tu destino final o rezas para que el piloto tenga un cierto color de piel u otra característica?”
El giro en la política global: líderes que siguen la ruta de Trump.
Este cambio no es un fenómeno aislado. Líderes en todo el mundo están tomando nota y replicando estrategias para erradicar la ideología woke de sus gobiernos.
Uno de los primeros ejemplos es Javier Milei en Argentina, quien recientemente ha prohibido los tratamientos y cirugías de cambio de sexo en menores de edad como respuesta a la mutilación infantil y la experimentación médica en niños.
Y es que si: si un menor no puede comprar alcohol, conducir, portar armas o ir a servicio militar hasta que cumple 18 años… ¿cómo es que sí tiene la capacidad de tomar decisiones irreversibles sobre su cuerpo?
La diferencia entre este nuevo rumbo y la administración Biden-Harris es abismal.
Mientras Biden promovió la ideología de género en todas las instituciones, incluido el ejército y otros ámbitos militares de EEUU, permitiendo que hombres biológicos compitieran en deportes femeninos y diluyendo el concepto de mujer en la legislación, la nueva administración ha restaurado el reconocimiento de la biología como un principio inmutable.
Si antes Kamala Harris hablaba de “personas con capacidad de gestar”, ahora la administración Trump reafirma con claridad el término mujeres, defendiendo la importancia de la diferencia de sexos en la sociedad.
Y es que esto que está sucediendo es precisamente lo que quienes tenemos sentido común advertíamos que era necesario hacer. Solo faltaba que el liderazgo político adecuado tomara la decisión de hacerlo. La pregunta es: ¿Por qué no se había hecho antes?
Nuevo León y la cultura empresarial frente al fin de la ideología woke
Nuevo León es un estado históricamente proempresarial y con valores conservadores, algo que lo hace más cercano a la mentalidad republicana que a la demócrata.
· El fin de la cultura DEI en EEUU podría marcar el inicio de un reacomodo en la forma en que las empresas en México y en la región lidian con estas imposiciones ideológicas.
· Las empresas regias, muchas de las cuales tienen vínculos con EEUU, podrían seguir la tendencia de eliminar o reducir prácticas que fueron impuestas por la ola progresista global.
· Si en EEUU el mérito vuelve a ser el principal criterio en contrataciones y ascensos, es cuestión de tiempo para que esta mentalidad comience a permear en empresas en Monterrey y otros estados industriales de México. (aunque la verdad en Nuevo León, no se percibían muy alejados de esta realidad).
El péndulo ha comenzado a moverse de nuevo hacia el sentido común.
Pero la gran pregunta es: ¿será este un ajuste temporal o el inicio de una corrección definitiva frente a los excesos de una ideología que ignora la realidad?
Los primeros pasos ya están dados. Lo que queda por ver es quiénes más seguirán el ejemplo, o si cederán ante las presiones del progresismo radical.
El debate está servido.
La autora es internacionalista, Especialista en análisis de data y Gestión de Riesgos geopolíticos, Especialista en consultoría política y gestión de gobierno, Consultora para Empresarios e Inversionistas, Escritora y Conferencista.
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