Son muchas las voces que se pronuncian con preocupación acerca de las medidas adoptadas desde Washington imponiendo aranceles a diestra y siniestra.
A manera de ejemplo, el United States Council for International Business (USCIB) se pronunció con claridad y contundencia apelando a una resolución pronta a las medidas arancelarias adoptadas por la administración del presidente Trump, al considerar que las acciones implementadas por la administración Trump combinadas con medidas de represalia aumentarán los costos de manufactura en los Estados Unidos elevando los precios para los consumidores estadounidenses y alterando de manera preocupante el funcionamiento de las cadenas de suministro, debilitando la capacidad de las empresas norteamericanas para competir en condiciones justas con sus contrapartes globales.
El combate a las barreras comerciales desleales debe llevarse a cabo garantizando un entorno estable para el comercio y la inversión, limitando el impacto económico de represalias, protegiendo así la competitividad de los países, incluyendo a los Estados Unidos. Al respecto, el USCIB hace un llamado a una política comercial America First que adopte un enfoque multifacético para enfrentar barreras comerciales, que incluya la colaboración, la negociación, la solución de controversias y el uso selectivo de medidas correctivas comerciales evitando daños económicos no deseados.
Por su parte, la Cámara de Comercio Internacional (ICC) ha declarado con preocupación, por conducto de su secretario general, John W.H. Denton, que estamos en presencia de un momento decisivo que plantea riesgos graves para la economía mundial, al imponerse tipos arancelarios que no se habían visto desde la década de 1930, cubriendo además una proporción significativamente mayor del PIB estadounidense, que aquella bajo la legendaria ley Smooth-Hawley de 1930 –que pretendía proteger a granjeros y empresas estadounidenses y ha sido señalada como una causa fundamental del agravamiento y la severidad de la Gran Depresión que azotó entonces a los Estados Unidos y la economía mundial en su conjunto–.
El secretario de la ICC indica que esta sacudida al sistema comercial mundial no tendría que desembocar en una crisis sistémica –si bien Estados Unidos es una gran potencia económica, representa tan solo el 13 por cientode las importaciones mundiales– con lo cual, la respuesta de otros países será determinante en última instancia en la magnitud, la profundidad y la duración de las consecuencias económicas a partir del llamado Día de la Liberación.
Considerando la entrada en vigor prácticamente inmediata de estas medidas, se presenta un riesgo claro de interrupciones costosas en la cadena de suministro y retrasos en las aduanas si no se proporciona una orientación expresa de manera oportuna.
Desde una perspectiva más amplia, las medidas anunciadas suponen un reto fundamental para la gobernanza multilateral, siendo necesario que los gobiernos tomen medidas para salvaguardar el sistema multilateral y sentar las bases para su posible revitalización.
En otras palabras, este llamado apela con sensatez a evitar respuestas bilaterales, aisladas o viscerales, y más bien a actuar en conjunto en el concierto internacional, en forma multilateral, para atemperar los efectos de este suceso. En última instancia serán necesarias soluciones multilaterales para resolver en forma efectiva las ineficacias y las desigualdades que existen desde hace tiempo en el sistema comercial mundial.
Nuestro país ha librado la aplicación de aranceles recíprocos anunciados durante el Día de la Liberación, al formar parte del T-MEC, lo que evitó la inclusión de México y Canadá en la lista de países afectados, por lo pronto.
Lo cierto es que nuestro país está inmerso en esta coyuntura que afecta a todos los países, sin excepción, recordando, además, que seguirán aplicándose aranceles en sectores clave como el automotriz, y el del acero y el aluminio, con afectaciones claras para la industria nacional y las cadenas de suministro integradas regionalmente.
En tiempos inciertos debemos apelar a soluciones integrales, consensuadas y que hagan un uso efectivo de herramientas y mecanismos multilaterales en material comercial, más que pensar en reacciones bilaterales represivas y retaliatorias aisladas o en la celebración pírrica de coyunturas excepcionales y claramente frágiles.
Es momento de apelar a la capacidad de los países de actuar en conjunto y poner a prueba la efectividad de mecanismos multilaterales.