La semana pasada, los mercados financieros a nivel global observaron altísimos niveles de volatilidad. En particular, los mercados accionarios tuvieron días con caídas muy significativas. En mi opinión, los participantes de los mercados se empiezan a dar cuenta que las acciones de política económica que el presidente de los Estados Unidos quiere instrumentar se van a llevar a cabo en diferentes momentos en el tiempo. Es decir, las promesas de baja de impuestos y desregulación –que pueden impulsar el crecimiento económico–, van a tardar en materializarse –en parte porque necesitan aprobación del Congreso–, mientras que las que restan crecimiento económico e impulsan a la inflación, como los aranceles, ya están ocurriendo. Adicionalmente, la posibilidad de que hubiera podido ocurrir un ‘cierre de gobierno’ (government shutdown) la semana pasada restó entusiasmo, debido a que, si los legisladores ni siquiera se pueden poner de acuerdo para eso, qué podemos esperar en cuanto a la baja de impuestos, por decir lo menos. Otro aspecto que ‘asustó’ a los participantes de los mercados es que tanto el presidente Trump, como el secretario del Tesoro Bessent hicieron comentarios como: “nos encontramos en un periodo de ‘transición’…de ‘desintoxicación’” o “es una pequeña perturbación”, refiriéndose a la caída de los mercados. En su primera administración, en el momento en el que Trump veía que alguna de las políticas que quería instrumentar ‘golpeaba’ a los mercados, se echaba para atrás. En esta ocasión no está ocurriendo así.
El índice bursátil S&P500 lleva una caída de alrededor de 10 por ciento desde su pico más reciente a mediados de febrero y la tasa de rendimiento de los bonos del Tesoro americano, con vencimiento a 10 años, ha bajado alrededor de 50 puntos base (pb) desde mediados de enero. Normalmente estas son señales que pudieran estar alertándonos sobre la posibilidad de una recesión. Algo importante al respecto es que los mercados financieros son tan volátiles que en muchas ocasiones han pronosticado diez de las últimas doce recesiones. Es decir, a veces es volatilidad solamente y no necesariamente implica que la economía real está en mal estado. Sin embargo, en esta ocasión he empezado a notar que algunos economistas empiezan a ‘acompañar’ estas caídas de los mercados, revisando sus pronósticos de crecimiento para este año y el que entra a la baja. Por ejemplo, Marc Giannoni, el economista encargado de Estados Unidos del banco en el que trabajo, Barclays, modificó su marco macroeconómico proyectado para 2025 la semana pasada. En el caso del PIB, disminuyó su pronóstico de crecimiento de 1.9 por ciento, a 1.5 por ciento. La economía de los Estados Unidos se ha venido desacelerando paulatinamente. Por ello, la frase que tanto se ha utilizado de ‘aterrizaje suave’. Los números de Marc así lo siguen indicando, solo que menos suave. La razón principal que propició los cambios en sus proyecciones fue tanto la posible imposición de un sinnúmero de aranceles, así como la mera amenaza, cuya incertidumbre ha minado la confianza tanto de los empresarios –que han estado brindando guías menos promisorias en sus resultados futuros–, como de los consumidores, en donde ya observamos un dato débil de ventas al menudeo y de confianza del consumidor.
Esto debería hacernos pensar que, en circunstancias de debilidad económica, el Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) podría bajar las tasas de interés. Sin embargo, en esta ocasión hay un tema muy relevante que acompaña al escenario anteriormente descrito. Los aranceles, en primera instancia, provocan incrementos en los precios de los productos a los que se les impone. Si bien son aumentos ‘de una sola vez’, normalmente estos incrementos propician presiones inflacionarias de corto plazo. Como sabemos, esto puede coartar las posibilidades de que la Fed pueda llevar a cabo un relajamiento monetario significativo. De esta manera, Marc anticipa dos recortes de 25pb de la tasa de fed funds este año solamente, en junio y septiembre, y tres el año que entra, en marzo, junio y septiembre. Esto es relativamente raro porque normalmente cuando hay un tema de debilidad económica clara e inclusive una recesión, la Fed baja tasas en todas sus reuniones de política monetaria.
Un crecimiento menor en los Estados Unidos o una recesión afecta a la economía mexicana. He defendido que el crecimiento económico en nuestro país este año podría estar subestimado por aparentes regularidades estadísticas que han sucedido durante los primeros años de cada gobierno, así como a un impacto de corto plazo muy significativo de la reforma judicial y de la consolidación fiscal que está llevando a cabo el gobierno este año. Sin embargo, la incertidumbre de los aranceles de Trump particularmente hacia México también inciden en la dinámica del crecimiento de nuestro país, aunque también exagerada, en mi opinión. Pero al final del día, la combinación de todos estos aspectos, pone al balance de riesgos para el crecimiento en México sesgado a la baja. Sabemos que el proteccionismo es una política que llevó a la economía de los Estados Unidos de una recesión a una depresión económica hace casi cien años ¿Por qué tropezar de nuevo y con la misma piedra? Hace siete años escribí esto: “Trump pone en peligro el crecimiento económico global” (6 de marzo, 2018). Pareciera que podría haber hecho “copy & paste” de esa columna modificando la fecha y podría estar actualizada.
Me uno a la pena que embarga a mi querido amigo Fernando Solís Cámara y Jiménez Canet por el sensible fallecimiento de su padre Don Pedro Solís Cámara Gómez. Aunque no tuve la oportunidad de conocer a Don Pedro, su legado brilla a través de la gran persona que formó en su hijo. La relación entre un padre y un hijo es un tesoro. Su amor siempre iluminará tu camino querido Fer. Te mando un fuerte abrazo con mucho cariño.