El aumento de aranceles entre países perjudica tanto al país que los aplica como a aquellos a los que se les imponen. Europa Occidental elevó el nivel de vida de la mayoría de sus habitantes cuando abolió los aranceles entre España, Francia, Italia y otros países europeos.
El primer paso que dieron los diferentes estados que se unieron para formar los Estados Unidos fue eliminar los aranceles o impuestos a las importaciones entre ellos.
Tanto Europa Occidental como Estados Unidos basaron gran parte de su progreso en la eliminación de los impuestos a las importaciones y exportaciones entre ellos, instaurando así el libre comercio.
La lección es clara: los aranceles entre dos países perjudican a los habitantes de ambos. Esta afirmación no puede clasificarse como de derecha o de izquierda, sino como un principio básico de lógica económica. Desafortunadamente, el presidente Trump viola este principio al aumentar los aranceles a sus principales socios comerciales, lo que va en contra del libre comercio, una de las bases del progreso de EU.
Estados Unidos es el mayor importador del mundo y el país donde se pueden encontrar productos más baratos que en casi cualquier otro lugar.
Por ejemplo, en Estados Unidos, es posible encontrar trajes italianos más baratos que en Italia, gracias a la facilidad de importar grandes volúmenes y a la competencia interna.
La facilidad para producir, importar y abrir negocios en Estados Unidos ha sido un factor clave para que se convirtiera en el mayor importador del mundo. Además, estas condiciones han hecho que sea un destino atractivo para inmigrantes de todo el mundo y que en su territorio se encuentren productos a mejores precios que en la mayoría de los países.
EU ha sido el mejor ejemplo de los beneficios del libre comercio durante el siglo XX y lo que va del XXI. Sin embargo, si se consolidan las restricciones al libre comercio y el aumento de impuestos a las importaciones, el país perderá su liderazgo como una de las economías más libres del mundo.
Donald Trump, aunque es una persona inteligente y audaz —de lo contrario, no habría llegado nuevamente a la presidencia de EU —, está tomando una decisión sin considerar todas sus consecuencias. Aumentar los aranceles a las importaciones perjudicará principalmente a los ciudadanos estadounidenses.
Trump debería aplicar el viejo refrán: “Errar es de humanos, rectificar es de sabios”. Ojalá lo haga, pues esto no solo beneficiaría a su principal socio comercial, México, sino que también le ayudaría a ganar la simpatía de los 38.8 millones de ciudadanos estadounidenses de origen o ascendencia mexicana, el mayor grupo de inmigrantes en la historia del país, que en su mayoría votó por el ahora presidente Trump.