Cricket era una perrita desobediente de 14 meses, por lo que “paré la camioneta en mitad de la carretera, saqué mi arma, agarré la correa y la llevé hasta un montón de grava”. Así lo confesó la hoy secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos de América, en sus memorias tituladas No Going Back. En dicho relato, la funcionaria explicó que “sacrificó” a su mascota porque ahuyentaba a los pájaros que sus invitados querían cazar en los campos de su rancho en Dakota del Sur, estado del que fue la primera gobernadora. Esta escena de doble caza —de patos y de perros— nos dice quién es Kristi Noem.
El fin de semana pasado, durante la transmisión por TV mexicana de un partido de futbol, un video del gobierno norteamericano nos sorprendió con senda amenaza: “Si está considerando venir a Estados Unidos ilegalmente, ni siquiera lo piense. […] los cazaremos. Los criminales no son bienvenidos”. Sí, con un discurso de odio que promueve la xenofobia, la deshumanización y la violencia simbólica, la señora que caza les habla a las personas migrantes.
El contenido del video nos deja ver que, para la administración de Trump, los inmigrantes ilegales son criminales. Jurídicamente, dicha identificación sin matices es incorrecta. Un inmigrante indocumentado puede estar en situación ilegal sin haber cometido un delito. Esto es, pudo entrar al país legalmente y permanecer de manera ilegal, lo cual amerita sanciones administrativas o civiles sin constituir antecedentes criminales. Incluso cuando hay un delito menor, como lo es el ingreso ilegal inicial, éste se distingue de crímenes violentos o graves. Así, las leyes migratorias norteamericanas clasifican deliberadamente la presencia ilegal como infracción; la entrada ilegal inicial como delito menor; y reservan la etiqueta de “criminal” para conductas más serias o reiteradas.
El video omite la explicación anterior, ya que su objetivo no es informar, es declarar: para la administración de Trump, con la secretaria de “armas tomar” como vocera, la migración ilegal amerita consecuencias violentas como lo es la “caza” de personas. Y, para avisarnos de ello, tuvieron la osadía, además, de usar nuestros espacios de telecomunicación.
Se ha hecho notar el vacío legal que permite a los concesionarios contratar con gobiernos extranjeros para la transmisión de cualquier contenido, mismo que fue aprovechado para difundir una campaña contra los derechos humanos de nuestro pueblo. Para remediarlo, Sheinbaum anunció y envió de inmediato una reforma que busca ser aprobada en “fast track” para prohibir la transmisión de propaganda gubernamental extranjera en medios mexicanos, con excepción de la promoción turística o cultural. Sin embargo, más allá de reconocer y enmendar la ley, para mí, la verdadera alerta de esta campaña es la premeditación y el maquillaje de las formas.
Noem vino a México apenas el pasado 28 de marzo para mantener un encuentro con Sheinbaum y parte de su gabinete, con el fin de seguir trabajando de manera coordinada en temas de seguridad y migración. Durante dicha reunión, la secretaria de Seguridad Nacional reafirmó que Estados Unidos respeta la soberanía de México. No obstante, a menos de un mes de la visita oficial, el gobierno norteamericano lanza esta agresiva campaña contra las personas inmigrantes provenientes de nuestro país.
La brevedad entre la visita y los spots lanzados el fin de semana pasado indica que los videos de propaganda antiinmigrante estaban listos para la fecha en la que Noem estaba en México. Así, por lo menos en mi lógica, existe una discrepancia conceptual entre ambas naciones sobre los términos soberanía nacional, coordinación y cooperación bilateral.
Las personas en tránsito suelen migrar por necesidades apremiantes y no por gusto. Entender que un acto ilegal no necesariamente es un crimen —ni jurídico ni ético— nos pone como punto de encuentro el rechazo unificado a la caza —esa sí criminal— de personas inmigrantes.