Los primeros meses del nuevo mandato de Donald Trump han resultado turbulentos. Inicialmente, parecía imparable, pero lentamente han surgido distintos puntos de resistencia que están alterando significativamente su curso político.
Internamente, tribunales, gobiernos estatales, universidades e incluso la Reserva Federal han confrontado de manera abierta sus iniciativas. Internacionalmente, China y la Unión Europea han respondido con firmeza frente a su agresiva estrategia arancelaria.
Examinemos algunos casos destacados.
1-Los tribunales han actuado como una barrera decisiva. Un ejemplo representativo es el caso del salvadoreño Kilmar Ábrego García, deportado ilegalmente pese a tener protección judicial vigente. Frente a este abuso, la Corte Suprema ordenó su retorno inmediato, desafiando directamente al Ejecutivo. Incluso, un tribunal federal planteó la posibilidad de declarar en desacato al gobierno por ignorar resoluciones judiciales, advirtiendo sobre la gravedad de una potencial crisis constitucional si Trump insiste en desobedecer mandatos judiciales. Falta ver el desenlace, pero el desafío está abierto.
2-California ha liderado una resistencia significativa contra las políticas comerciales de Trump, especialmente los extensos aranceles impuestos que amenazan su economía local. El gobernador Gavin Newsom presentó una demanda argumentando que Trump excedió sus poderes al utilizar la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Económica de 1977 para imponer tarifas. Este litigio, ya presentado en un tribunal federal en San Francisco, podría eventualmente escalar hasta la Suprema Corte.
3-La academia también ha levantado su voz frente a estas acciones. La Universidad de Harvard demandó al gobierno federal tras la retención arbitraria de 2 mil millones de dólares destinados a investigaciones, interpretada como represalia política por negarse a cumplir con los criterios exigidos por Trump. Este acto provocó un sólido respaldo de diversas universidades e instituciones privadas, preocupadas por el peligro para la autonomía universitaria y la libertad académica. Esta situación ha subrayado una firme defensa intelectual frente a la interferencia gubernamental.
4-La Reserva Federal ha tenido un papel crucial en esta resistencia interna. Trump presionó públicamente al banco central, amenazando incluso con remover a su presidente, Jerome Powell, generando gran nerviosismo en los mercados financieros. La fuerte reacción de los inversionistas obligó al presidente a retroceder y aclarar que no planeaba destituir a Powell, reafirmando así la vital independencia de la Reserva Federal como factor de estabilidad económica.
5-Internacionalmente, China respondió de manera inmediata a la agresiva política arancelaria de Trump, aplicando medidas equivalentes sobre productos estadounidenses. Beijing aprovechó esta coyuntura para fortalecer alianzas alternativas y proyectarse globalmente como una potencia moderada frente al unilateralismo estadounidense. Recientemente, la declaración del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, sobre la disposición de negociar, así como la exención de aranceles a productos clave como celulares y computadoras, sugieren un cambio de rumbo, que ha detonado el crecimiento de los mercados.
6-La Unión Europea adoptó igualmente una postura firme. Bruselas condenó duramente los aranceles estadounidenses como una amenaza al comercio global, imponiendo tarifas retaliatorias inmediatas por más de 21 mil millones de euros. Estas represalias se suavizaron cuando Trump ajustó su tarifa general al 10 por ciento, mostrando así la efectividad de esta resistencia internacional.
Estas respuestas combinadas, tanto internas como externas, plantean importantes implicaciones para el futuro próximo.
Dentro de Estados Unidos, esta confrontación institucional podría derivar en una crisis constitucional o, alternativamente, llevar al gobierno federal a posiciones más conciliadoras.
En el escenario internacional, las tensiones comerciales han empezado a transformar alianzas tradicionales y reconfigurar equilibrios económicos, estableciendo frenos efectivos a la política estadounidense.
Y hay señales claras de una intención de retroceso y gradualidad. Veremos si se concreta.
La negociación mexicana con Estados Unidos debe considerar cuidadosamente estos cambios en los equilibrios del poder global.
Aunque la actitud negociadora de la presidenta Claudia Sheinbaum ha sido acertada, debe adaptarse a las nuevas dinámicas para lograr resultados óptimos para México.
Este será un tema clave que merece un análisis más profundo próximamente.