No obstante que en el pasado mes de diciembre se registró una reducción de $18.1 miles de millones de pesos, en el saldo de la deuda bruta del sector público federal, el incremento en 2024 que se registra en la deuda bruta presupuestal, sumó la cantidad, de $3.03 Billones de pesos, al aumentar de $15 Billones de pesos al cierre de 2023, a poco más de $18 Billones de pesos al cierre de 2024.
De esta manera, en total, en el sexenio pasado, se contrató nueva deuda por más de $7 Billones de pesos, explotando la contratación el año pasado, ya que en tan solo el último año de gobierno, se contrató el 43% de toda la deuda sexenal, 3 Billones de pesos, mientras que en los cinco primeros años de gobierno contrataron solo $4 Billones de pesos, el 57% restante.
Visto desde otra óptica, casi $40 pesos de cada $100 pesos de deuda bruta presupuestal que dejó la pasada administración, es deuda nueva, contratada por ellos, mientras que los $60 pesos restantes son deuda contratada por TODOS LOS SEXENIOS ANTERIORES, desde que existe el registro de la deuda pública federal.
Sin embargo, lo más grave y preocupante del endeudamiento record registrado el año pasado, de $3,027.8 miles de millones de pesos, es que más de $800 mil millones de pesos que entraron a las tesorerías del Gobierno Federal y a los Organismos y Empresas, NO TIENEN REGISTRO DE GASTO.
En la contabilidad y los registros de gasto que presenta la Secretaría de Hacienda, incluyen también el dato de las “disponibilidades” de efectivo que registra el sector presupuestal, que en este caso se amplía para incluir a las tesorerías de la banca de desarrollo, ya que el dato de la deuda bruta y neta que reportan, además del sector presupuestal, incluye a los bancos del gobierno, aunque no los reportan de manera pormenorizada, sino solo dentro del “total” del sector público federal.
De tal suerte, si parte de la deuda bruta contratada, se queda disponible en las tesorerías ya mencionadas, esos montos se “restan” a la deuda bruta, y se determina así la deuda neta que les gusta reportar, y manipular, para ocultar el verdadero nivel de los recursos que obtienen vía financiamientos.
Dando por cierto que dichas “disponibilidades” de dinero sí existen, (ya que no se tiene acceso público a esos datos de manera regular), y más aún, suponiendo que su saldo aumenta como producto de recursos de deuda que les fueron transferidos, y no por ingresos “propios” como puede ser recaudación de impuestos o ventas de las paraestatales, se procede a realizar el siguiente ejercicio, sobre la aplicación, de los recursos obtenidos por colocación de nueva deuda en 2024, en miles de millones de pesos.
Ingreso obtenido por colocación de deuda bruta: $3,027.8 (-) menos aumento en el saldo de “disponibilidades”: $340.9 (-) menos pago del déficit financiero del Gobierno Federal: $1,881.9 = $805.0 que es el dinero que NO tiene registro de gasto.
El anterior ejercicio no considera uso de dinero para pagar el déficit financiero de los organismos y empresas, ya que operaron con superávit, así como las entidades extra presupuestales, por lo que NO se necesitó uso de efectivo, (deuda) para sus operaciones en 2024.
Este monto de recursos obtenidos vía deuda, que están “perdidos” sin registro de gasto, equivalen a un 2.4% del PIB, que si se le suman al déficit financiero de 5.7%, que reportó la Secretaría de Hacienda, se tendría que el verdadero déficit financiero en 2024, sería de 8.1% del PIB, lo que haría aún más grave el desbalance presupuestal.
Además de que 2024 fue año de “Hidalgo”, también fue año de elecciones federales, y existe la suspicacia de que el Gobierno Federal usó recursos para financiar campañas electorales, y se piensa que lo hizo usando recursos federales provenientes de deuda, que obviamente NO se registran como un gasto presupuestal.
Sin duda alguna, esta pelota ya está en la cancha de David Colmenares Páramo, Auditor Superior de la Federación, porque 2024 es un ejercicio ya cerrado, y debe tomar de manera inmediata, cartas en el asunto e investigar con lupa dos cosas, primero, los saldos mensuales de todas las tesorerías involucradas en los reportes de deuda “neta”, y segundo, el destino de todos los recursos obtenidos vía colocaciones de nueva deuda bruta por el sector público presupuestal.
Solo de esta manera, se podría conocer a donde fueron a parar los $805 mil millones de pesos que ingresaron vía deuda pública, y no aparecen en los registros de gasto.