Detrás del incremento de los microsismos en la Ciudad de México no hay solo una falla sísmica, que actualmente conocemos como la falla de Plateros-Mixcoac, sino que son dos, de acuerdo con una nueva investigación realizada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La segunda falla geológica, que estaría detrás de varios de los microsismos, que se registran desde el 2023 en la Ciudad de México, estaría en la zona de Barranca del Muerto, y estaría a unos 800 metros al sur de la de Plateros.
La investigación, publicada en la revista científica Tectonophysics y difundido por ScienceDirect, indica que, a diferencia de lo que se creía anteriormente, el microsismo del 11 de mayo de 2023, que tuvo una magnitud de 3.2, no ocurrió en la falla de plateros, sino en la de Barranca del Muerto.
Sin embargo, otro de los microsismos fuertes ocurrió sobre la falla de Plateros-Mixcoac el 14 de diciembre de ese mismo año, con un temblor de 3.2.
Las autoridades de la Ciudad de México indican que, si bien los microsismos aumentaron desde 2019, no ha posibilidades de que un evento de este tipo supere la magnitud 4; sin embargo, la cercanía entre ambas fallas preocupa al Instituto de Geofísica de la UNAM, y es posible que la interacción en el largo plazo exista una ruptura en la extensión de ambas fallas, lo que podría generar sismos de mayor intersidad, que a baja profundidad generarían daños más fuertes en la zona que los que actualmente se generan, algo que la comunidad científica considera “un tema particularmente sensible” en una de las ciudades más pobladas del mundo.
Por ahora, las dos fallas sísmicas evitan microsismos fuertes en la CDMX
Se cree que en los últimos años ambas fallas se han complementado para que el deslizamiento de las placas tectónicas no sea tan profundo.
De acuerdo con la UNAM, el microsismo de mayo de 2023, que se habría generado por la falla en Barranca del Muerto, pudo haber “inhibido” un deslizamiento “profundo” en la falla de Plateros-Mixcoac, lo que hace lento desplazamiento de la falla, y por ende con bajo riesgo de que se genere un microsismo de mayor magnitud.
¿Tiene que ver la extracción de agua con los microsismos en CDMX?
Algo que se estudia por expertos de la UNAM es cómo la extracción de agua de los pozos podría tener que ver con el aumento de los microsismos y el desplazamiento de las fallas de Plateros-Mixcoac y de Barranca del Muerto.
“Existe una creciente evidencia de que la difusión de fluidos induce cambios en la presión de poro que estabilizan la fricción y conducen a inestabilidades de deslizamiento asísmico que desencadenan la radiación sísmica en el sistema de fallas”, apunta el estudio.
Además, se argumenta que es posible que los enjambres sísmicos se formen a partir de pequeñas rupturas a través de un sistema de fallas extendido, la agrupación temporal de estos microsismos “debería estar impulsada por procesos locales subyacentes, como sucede con la sismicidad inducida durante las pruebas de inyección en pozos”.
De acuerdo con el análisis, las fallas sísmicas de Barranca del Muerto y de Mixcoac se encuentran “en un área muy densamente poblada donde la demanda de agua es alta y unos 14 pozos se encuentran a 1 kilómetro de las fallas”.
Hay evidencias de deformaciones a la superficie por extracción de agua en países como Estados Unidos e Italia, y el caso de la cuenca del Valle de México no es la excepción, ya que “la extracción ininterrumpida de agua subterránea produce una de las tasas de subsidencia más altas del mundo”.
Finalmente, un tema que se considera es que la extracción de agua en la Ciudad de México ha prevalecido en el tiempo y no se ha pausado, lo que dificulta atribuir los microsismos y el desarrollo de las fallas a “a incidentes antropogénicos particulares limitados en el tiempo”.